Tiempo atrás fui interrumpido por la llamada de una persona,simpatizante de la revolución ciudadana, el mismo que, sentado cómodamente en la sala vip internacional del aeropuerto de Quito, esperando vuelo para viajar un país libre y rico, a efectos de visitar a su hija que estudiaba en una – supongo costosa – universidad de Inglaterra, se había topado con una columna mía en la que defendía la Libertad y observaba al socialismo; llamada de él que tenía por objeto, una vez más, defender a dicha tendencia política socialista, criticando en tono de queja mis argumentos expuestos en la mencionada columna de El Comercio. Debo confesar que, me resultaba incómodo y un desgaste atender dichas largas y estériles llamadas, que se habían realizado con cierta frecuencia, ya que no existía argumento válido alguno para hacer recapacitar, peor aúnconvencer a dicho ciudadano.
Como un gran pensador expuso en su oportunidad: “el hombre inteligente entiende y respeta el pensamiento ajeno, aunque no lo comparta”, lo cual tiene mucho sentido para mi; sin embargo, debo confesar que, respetando al que fuera mi amigo hasta entonces, por ser éste una persona honesta, me resultaba difícil entender la “lógica de los argumentos” de alguien nublado por la sinrazón, enceguecido quizás del fanatismo, negando la realidad, en pos de ¿defender a los menos favorecidos…?, cuando justamente dicha defensa implicaba, sin duda alguna, al final del día, el mayor empobrecimiento y dependencia de quienes se suponen proteger. En ese contexto, me llamó la atención que dicha persona, defienda ferozmente al socialismo del siglo XXI, mientras disfrutaba de las bondades de los sistemas capitalistas…
Soy un hombre que cree profundamente en la Libertad, con un pensamiento liberal, no necesariamente libertario; y, sin embargo, puedo entender y respetar – aunque no compartir el pensamiento – de aquel honesto ciudadano de izquierda, consistente entre lo que piensa, dice y hace. Un ejemplo de aquello es el expresidente Mujica, que vive con sencillez y consecuente con su pensamiento.
Que una persona honesta, en lo moral e intelectual, sea de izquierda, aún siendo rico, en mi opinión, no la descalifica en lo más mínimo y merece respeto; pero aquellos que defienden, apoyan y votan por un grupo de “izquierdistas” los mismo que falsamente critican al “imperio”, mientras viven con opulencia con dineros obtenidos de dudosa procedencia; y que promulgan el odio, la persecución, el criminal paternalismo; muchos de ellos manchados por las sombras de la corrupción; puedo entender y no compartir, pero inteligentemente me resulta muy difícil respetar dicho pensar.