Era muy difícil que con la tradición de injerencia de la política en la administración de justicia en el Ecuador, una confusa pregunta (la cinco) de la Consulta Popular se pudiera cambiar la historia. Pensar que una folclórica Comisión Tripartita en 18 meses iba a transformar y superar las tenebrosas experiencias de las cortes supremas repartidas por el congreso, los magistrados elegidos por las dictaduras o la Pichicorte era como esperar un final diferente en la conocida obra de la muerte anunciada de García Márquez.
No terminó de instalarse la citada comisión, que el caso de El Universo se convirtió en un ‘Conejillo de Indias’ para comprobar que en el Ecuador parece imposible separar los intereses del poder y los de la justicia. Si bien se superó el régimen de la selección de los jueces del banco de reserva, se escogió el sistema de ubicarlos a dedo y de acuerdo al caso sin guardar el menor decoro para juzgar casos en que el poder es parte directa en su incansable lucha contra la libertad de expresión. Desde el punto de vista jurídico sucederá lo más predecible que es la condena a los directivos de El Universo y a Emilio Palacio; esta misma suerte marcará la casación ante la nueva Corte Suprema cuyos miembros también serán escogidos bajo los mismos principios de fidelidad . Luego, la instancia nacional terminara en la actual Corte Constitucional o en la próxima cuyos miembros también serán escogidos por características similares.
Es verdad que en estas condiciones el caso de El Universo ha prestado el servicio de convencer al pueblo que fue engañado con la nueva era de la justicia que se inauguraba a raíz de su consentimiento a la pregunta cinco y que el poder de turno no iba a tener a su disposición la función que tiene que es velar por la seguridad ciudadana, la libertad y patrimonio de las personas . Es probable que luego de algún tiempo la Corte Interamericana de Derechos Humanos obligue al Estado Ecuatoriano a eliminar este espantoso caso e indemnice a los perjudicados por sentencias que contrariaron elementales derechos. Sin embargo, en el continente influirá que los directores de medios sean autores coadyuvantes por artículos de opinión. Una situación admitida por ciertos códigos Europeos del siglo XIX y recogida en el Código Rocco de Benito Mussolini.
El agradecimiento a los directivos, periodistas y empleados de El Universo, así como a sus patrocinadores jurídicos por su tenaz lucha que será compensada cuando el escándalo a nivel continental y mundial genere una reacción jurídica que restituya los derechos pisoteados. Es probable que esta coyuntura jurídico-política sea la oportunidad para pensar en los próximos años en un sistema judicial que partiendo de las otras dos funciones del Estado , logre que la justicia en el Ecuador tenga márgenes aceptables de independencia y de profesionalización en sus fallos nacidos del debido proceso.