¿P or qué tan escépticos?, se preguntaba el periodista de la Asamblea en un debate sobre la resolución de la Comisión de Diversidad sobre la explotación del Yasuní, si, en el documento, se dice que se actuará con estándares ambientales y sociales.
Escépticos porque hemos podido comprobar lo difícil que es pasar, de las buenas intenciones escritas en papel, incluida la Constitución, a la aplicación en el terreno de un marco jurídico para la protección de los pueblos aislados.
Hemos visto el accionar de las compañías, incluido el de la Estatal: convenios poco claros, tercerización laboral, empresas de papel subcontratadas por la Estatal, deudas impagas, derrames frecuentes sin contingencia, obreros mal pagos que hacen el trabajo más duro – abrir las trochas a 30 grados en la sombra- como si de eso se tratara la compensación a las comunidades.
Hemos visto abrirse carreteras y vías de acceso sin ningún control. Hemos visto una selva devastada por la colonización en la misma frontera del Parque Yasuní. La selva devorada por hectáreas invasivas de palma africana. Comunidades sancionadas por haberse hecho de palma para vender la a las grandes empresas que pasan de cualquier multa, o castigo pues ellas, nunca pierden. Hemos visto una mancha de petróleo bajar desde el río Quijos hasta el Napo, llegando al Perú, sin que se haya puesto ninguna barrera, a pesar de la tecnología que se supone que existe. Estamos viendo a comuneros indígenas renunciar a las tierras comunitarias por lotes individuales que serán, seguramente, vendidos luego a los mestizos en el afán de colonizar la selva. Han cambiado sus tierras de reserva y sus chacras, su derecho al territorio, por conjuntos habitacionales cerrados con jardines que no tardarán en volverse maleza. Hemos visto escuelas sin profesores. Hemos visto construcciones que cuestan poco pero que las valoran alto. Hemos visto como un indígena ha firmado un recibí conforme de un comedor comunitario que nunca recibió. Hemos visto movilizaciones indígenas un día a favor y otro día en contra, dependiendo de las ofertas políticas locales.
Hemos visto muertos a lanzas y ninguna compañía ha parado ninguna de sus actividades. Ni un protocolo. Ninguna idea de qué hacer frente a los avistamientos. Hemos visto pasar, al menos, cinco encargados de medidas cautelares en seis años. Las gentes de la industria son las mismas desde hace, al menos, treinta años.
Hemos visto poquísimos guardaparques para toda la extensión del parque. Hemos visto derroches de recursos en consultorías sin que estas signifiquen mejoras.
¿Escépticos? Hemos visto una Zona Intangible que no ha sido ni intangible ni grandemente protegida, en la práctica. Hemos visto señales -y algunas con muerte incluida- de grupos aislados fuera de esa Zona Intangible. Nadie ha respondido por ello. Para dejar de ser escépticos habrá que ver, para creer.