Quiero hablar sobre un deporte muy divertido, que no es tan conocido: la escalada deportiva. Es relativamente nuevo, se originó en los años 80 en Francia y Alemania. Se trata de subir una pared con una secuencia de movimientos, sosteniéndose de piedras sintéticas.
Aquà la seguridad es todo. Para subir se usa el arnés, la cuerda y los grigri, que son un sistema de seguridad para la cuerda.
Se utilizan unos zapatos especiales llamados ‘pies de gato’, que son más pequeños y más adheridos al pie para tener mejor pisada. Al escalar la pared se usa un polvo blanco en las manos, que se llama magnesio, y permite que no te suden. El mismo que usan los gimnastas.
La escalada deportiva tiene tres modalidades: velocidad, en la que yo me especializo y he ganado varias medallas. Aquà se debe escalar en el menor tiempo posible una pared de 15 metros, que está ligeramente inclinada.
Te enfrentas con otro competidor, que tienen una ruta fija con piedras sintéticas aprobadas por la Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC, por sus siglas en inglés). Gana el que toque primero un botón en la parte superior. Aquà se complementan coordinación y explosividad.
Otra es la de bloques, en la que debes escalar las rutas y completarlas en el menor número de intentos. Esto se hace a poca altura, por eso es sin arnés y con colchonetas que amortiguan la caÃda.
La tercera es dificultad. Aquà la cosa se pone interesante. En seis minutos debes completar una ruta con cierto grado de exigencia. La cuerda va atada al arnés y mientras escalas, debes engancharla en las cintas exprés. Esta es la modalidad más compleja.
La escalada me ha mostrado muchas facetas que nunca hubiera llegado a imaginar. Me ha dado muchas oportunidades y la he sentido tanto, que no llego a pensar en que me toque despedirme de ella.
Hay algo muy importante que me ha enseñado en estos 5 años que la he practicado: no importa qué tan fuerte sea la persona. La parte más fuerte es el cerebro, hay que trabajar en nuestro cerebro para obtener buenos resultados.