En algunas cosas estamos claros pero en otras muy confusos ante las elecciones de este domingo. A estas alturas la mayoría tiene muy claro por quién va a votar en las elecciones para alcalde y prefecto. Pero es probable que no tenga tan claro cómo votar para concejales. Y, al igual que usted, un servidor sigue angustiado sobre cómo votar para el maldito Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
Usted quiere lo mejor para su familia, su barrio, su ciudad y su provincia. Ha sopesado los méritos y deméritos, la personalidad y las propuestas de los candidatos a alcalde y prefecto, y votará por quien le asegure, en medio de las dificultades propias del momento que vive el país, el mejor futuro.
En cuanto a los concejales, una tentación es escoger a los mejores de cada lista. Pero esa es una trampa, porque no les estará entregando un voto sino solo una fracción de voto, con lo que no les hace mayor favor. Si va a elegir cinco concejales (como en el caso de los distritos norte, centro y sur de Quito), y escoge uno de cada lista les estará dando solo un quinto, es decir 20% de su voto. Peor en el caso de los seis que se eligen en las parroquias rurales de Quito o de las ciudades con más concejales y sin distritos.
La única forma de asegurarse un concejo que no reme en contra del alcalde, como en el vergonzoso concejo saliente de Quito, es votar en plancha, es decir por todos los candidatos, del primero al último, de una sola lista. ¿De cuál? De la más cercana a su voto por alcalde, es decir del mismo partido o movimiento o, en el caso de que lo apoyen varias listas, en plancha por la lista que, en su análisis, dé más seguridad de trabajar en equipo. Además, las huestes del ex gobernante autoritario y corrupto van a votar en plancha y la única manera de contrarrestarlo es votando en plancha por una lista honesta y democrática.
Finalmente, como yo, tal vez usted sigue debatiendo consigo mismo si votar positivo o nulo en la elección para el Cpccs. Usted y yo estamos convencidos de que ese engendro correísta debe desaparecer y que Moreno se equivocó. Pero ¿qué es lo mejor? Hay voces, y muy respetables, empezando por la de Julio César Trujillo, que piden votar nulo para deslegitimar y rechazar a cualesquiera que resulte elegido.
En mi caso, prefiero ser pragmático y votar por unos cuantos a fin de contribuir con mi voto a dar en lo posible alguna honestidad al organismo mientras no se lo suprima. Sí, también sé que los correístas son disciplinados como buenos fanáticos, que votarán por los que Correa ordenó y que puede ser que ganen. Pero no quiero sentir el peso de la conciencia de que no hice todo lo que pude para poner gente independiente en ese funesto organismo hasta que los demócratas lo hagamos desaparecer.
Gonzalo Ortiz Crespo
Columnista invitado