Elecciones y democracia
Estas elecciones seccionales van a tener una característica diferente en relación a otros comicios. Un porcentaje importante de electores desconoce por quien va a votar y, otro no menos estimable, tiene poco interés.
Seguramente esto se da por la proliferación de partidos y movimientos políticos, así como de candidatos.
En estos comicios van a terciar cerca de 75 mil candidatos de 278 organizaciones políticas para optar por los puesto de prefectos, alcaldes, concejales, miembros de juntas parroquiales y, además, representantes del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs).
Esto ha generado en el electorado mucha confusión e incluso rechazo al ser prácticamente imposible ubicar en la papeleta a tanto candidato y tienda política.
¿Qué pasó? El aparecimiento de muchas organizaciones políticas en un tiempo relativamente corto (a partir del 2017) no es algo que pueda atribuirse a la norma electoral (Código de la Democracia) sino principalmente a su órgano rector: el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Si durante los 10 años del correismo fue realmente complicado formar un partido o movimiento político a nivel nacional y local, desde esta fecha las cosas se facilitaron extraordinariamente, llegando, como ahora, a situaciones extremas.
Los partidos o movimientos políticos son cruciales en la política porque dan forma al funcionamiento de la democracia. Son un agente de representación. Activan la competencia política y orientan al electorado por la posición que toman frente a cuestiones claves que dividen a la sociedad.
Al existir más organizaciones políticas, las cuales son en ciertas ocasiones la expresión de grupos minoritarios que antes no tenían cabida en los partidos tradicionales, se potencia las posibilidades de representación.
Sin embargo, esto, como vemos ahora, termina afectando negativamente a la democracia ya que produce confusión y, a la vez, desinterés en el electorado.
De tener un sistema de partido único, como fue en la época del correismo, hemos pasado a tener un sistema multipartidario extremo. De acuerdo Duverger o Sartori, estamos frente a un sistema de extrema fragmentación. Digamos que, profundizando un poco más en el análisis, la extrema fragmentación política no ayuda a los ciudadanos a elegir de mejor forma a sus gobernantes, a influir luego en sus decisiones y exigirles responsabilidad.
Pese a que el próximo proceso electoral pueda estar bien organizado por el CNE y, a su vez, se brinden las garantías de unos comicios libres, competitivos y justos, la proliferación de tiendas políticas puede generar desinterés y hasta cierto punto rechazo, lo cual se reflejará en el aumento del nivel de ausentismo electoral o de voto nulo. Si no tuviésemos en nuestra legislación el voto obligatorio, el balance del próximo proceso electoral sería lamentable.
Otro golpe para la democracia.
smantilla@elcomercio.org