Rellenos sanitarios: otro pendiente impostergable

Los rellenos sanitarios se han constituido, de forma general, en los procedimientos más usados para la colocación final de residuos sólidos, a nivel de Latinoamérica, incluido Ecuador. Pero debido a las malas prácticas y la falta de control por décadas se han convertido en una amenaza y una fuente de malestar para la ciudadanía. De 221 municipios que hay en el país y que tienen la competencia del manejo de los residuos sólidos, el 50,5% cuenta con estos rellenos, el 31,4% dispone su basura en ‘celdas emergentes’. Mientras un 18,2%, el grupo más preocupante, continúa con botaderos a cielo abierto, según el último informe de gestión de residuos del INEC.

El tratamiento de desechos no figura entre las principales preocupaciones de la población en su conjunto, excepto cuando la contaminación se vuelve insostenible para quienes lo experimentan a diario. Quizás por eso hace falta tanto el empuje- por parte de las autoridades locales- para ponerse a trabajar en ampliar y mejorar el funcionamiento de estos sitios, que van más allá de la disposición de basura en el suelo, cubrirla con una capa de tierra y compactarla.

Las infracciones cometidas en el relleno de El Inga, en el nororiente de Quito, y que conllevaron sanciones y su inminente cierre, es una muestra y una alerta para el resto de los territorios de que se requieren verdaderos planes de manejo ambiental y control de los líquidos, lixiviados y gases, que, si no se tratan adecuadamente, generan daños al entorno.
Con una gestión técnica y, mientras se buscan alternativas más eficientes, los cabildos tendrán que seguir bregando para cumplir con un buen manejo de los rellenos, sobre todo si se toma en cuenta las crecientes tasas de urbanización, industrialización, etc. En 2020 se recolectaron más de 12 000 toneladas de basura al día, el 85,6% fueron recolectados de manera no diferenciada.

Estas cifras nos llevan a otro pendiente: el fomento y estimulo del reciclaje de residuos orgánicos, inorgánicos y especiales (neumáticos, celulares, plástico) antes de que lleguen a los rellenos. Esto, además, generaría un creciente ahorro de recursos monetarios para los municipios.

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