Quito ha estado en alerta por los incendios forestales por varias semanas. Los Bomberos aseguran que la cifra supera los 300 y van en aumento. La última semana puede ser una de las más alarmantes, al punto que se declaró a la capital en emergencia.
Seguramente, las autoridades locales y nacionales -una vez que pase el pico de la emergencia; sacarán lecciones. Sin embargo, es necesario que la institucionalidad prevalezca; que se tomen decisiones técnicas sin un ápice de tinte político/electoral maniqueo. Todo lo contrario, debe pensarse responsablemente en el futuro de la ciudad y el país.
Los incendios forestales representan una de las amenazas más graves para el medioambiente y la seguridad humana en todo el mundo. La magnitud de estos desastres ha llevado a diversas naciones a implementar estrategias innovadoras que van desde el uso de tecnología avanzada hasta la colaboración entre sectores.
Las autoridades gubernamentales son fundamentales en la creación de políticas y estrategias para la prevención y control de incendios. En países como Canadá, se ha establecido un Sistema Espacial de Gestión de Incendios (SFMS) que monitorea y predice el comportamiento de los incendios utilizando datos históricos y meteorológicos. Este enfoque permite a los servicios de extinción tomar decisiones informadas sobre medidas preventivas.
En Australia, el gobierno utiliza un helicóptero conocido como “Elvis” para bombear agua en áreas afectadas por incendios, destacando la importancia de la tecnología en las operaciones de extinción. Además, sistemas como Firehawk, que detectan humo y calor a distancias significativas, han sido implementados con éxito en Sudáfrica y California.
Las empresas privadas desempeñan un papel crucial en la innovación tecnológica para combatir incendios forestales. Proyectos como PROMETEO en España buscan optimizar recursos mediante el desarrollo de nuevas tecnologías que minimicen riesgos. Además, compañías como Indra están trabajando en soluciones integrales que abarcan desde la prevención hasta la restauración posincendio.
La inteligencia artificial (IA) también está revolucionando la forma en que se gestionan los incendios. Modelos predictivos basados en datos históricos ayudan a identificar áreas con mayor riesgo, mientras que drones equipados con cámaras térmicas permiten una detección temprana. Estas herramientas son esenciales para una respuesta rápida y efectiva ante emergencias. A través de la recopilación y el análisis de esos datos históricos, meteorológicos y geoespaciales, la IA puede identificar patrones que indican un mayor riesgo de incendio, como la presencia de vegetación seca o condiciones climáticas adversas.
El uso de las cámaras y drones equipados con tecnología de IA ayuda a detectar rápidamente señales de humo o fuego y permite una respuesta más ágil. Herramientas como simuladores de expansión de incendios ayudan a prever cómo se propagará un incendio bajo diferentes condiciones, optimizando así las estrategias de intervención. Estas innovaciones no solo mejoran la detección temprana, sino que también facilitan una gestión más eficiente de los recursos durante las emergencias
La participación ciudadana es vital para la prevención de incendios. Programas educativos que fomentan prácticas responsables, como la limpieza de áreas forestales y el reporte inmediato de humo o llamas, son esenciales. En algunos países, voluntarios se organizan para ayudar en tareas de vigilancia y extinción durante temporadas críticas.
En Quito, como en muchas otras ciudades afectadas por incendios forestales, es crucial establecer un enfoque claro para evitar el uso político de estas emergencias. Las autoridades deben priorizar la transparencia en la gestión de recursos y asegurar que las decisiones se tomen basadas en evidencia científica más que en intereses políticos. Es necesario que los gobiernos entiendan que se requieren programas educativos que sensibilicen a la población sobre prácticas preventivas.
Asimismo, se debe promover alianzas entre gobiernos, empresas privadas y comunidades locales para crear un frente unido contra los incendios. También, aumentar los fondos destinados a investigación y desarrollo tecnológico enfocado en prevención y extinción. Y, finalmente, incluir a comunidades locales en la toma de decisiones relacionadas con la gestión del riesgo.
La lucha contra los incendios forestales es un esfuerzo colectivo que requiere la colaboración entre autoridades, empresas privadas y ciudadanos. A medida que enfrentamos un futuro marcado por el cambio climático, es esencial adoptar enfoques integrales e innovadores que combinen tecnología avanzada con una participación activa de todos los sectores. En Quito, es fundamental establecer mecanismos claros que eviten el uso político de emergencias, asegurando así una gestión eficiente y responsable ante esta creciente amenaza.