La llegada de la época lluviosa en Quito trae consigo un alivio temporal ante la amenaza de incendios forestales, pero no debemos olvidar el arduo trabajo realizado por el Cuerpo de Bomberos y otras instituciones durante los meses críticos de sequía. Estos valientes profesionales han enfrentado condiciones adversas, arriesgando sus vidas para proteger a la comunidad y preservar nuestros recursos naturales. Sin embargo, es crucial que este esfuerzo no se diluya con la llegada de las lluvias. La prevención debe seguir siendo una prioridad, y el apoyo institucional al Cuerpo de Bomberos de Quito es fundamental para garantizar que estén equipados y preparados para futuras emergencias.
El trabajo preventivo es esencial para evitar que los incendios forestales se conviertan en desastres. En Ecuador, se estima que el 99.9% de los incendios son causados por actividades humanas. Esto subraya la necesidad de campañas educativas que informen a la población sobre prácticas seguras y responsables en áreas forestales. El Cuerpo de Bomberos, junto con la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, ha implementado diversas iniciativas para sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de prevenir incendios. Estas acciones deben ser continuas y no limitarse a momentos críticos.
El apoyo institucional es vital para que el Cuerpo de Bomberos pueda llevar a cabo su labor eficazmente. Esto incluye no solo recursos financieros, sino también capacitación y equipamiento adecuado. Durante el 2023, se reportaron 236 incendios forestales en Quito y este verano la cifra subió a más de 300. En total, los incendios forestales en Ecuador han arrasado más de 38 000 hectáreas, lo que demuestra que la amenaza sigue presente.
Las autoridades deben garantizar que los bomberos cuenten con las herramientas necesarias para responder rápidamente a estas emergencias. La implementación del Plan de Prevención y Control de Incendios Forestales es un paso positivo, pero su efectividad depende del compromiso sostenido del gobierno local y nacional.
Es esencial recordar a las comunidades afectadas por los incendios, como el Barrio Bolaños. Estos barrios no solo sufren daños materiales; también enfrentan pérdidas emocionales y psicológicas significativas. La solidaridad ciudadana es crucial en estos momentos. Las campañas de reforestación y recuperación deben ser una prioridad, promoviendo la participación activa de los residentes en la restauración de sus entornos.
La ciudadanía tiene un papel fundamental en la prevención de incendios forestales. Las comunidades pueden organizarse para limpiar áreas propensas a incendios y realizar talleres sobre prácticas seguras. Además, fomentar una cultura de denuncia ante actos irresponsables que puedan provocar incendios es crucial. La educación ambiental debe ser parte integral del currículo escolar y comunitario, asegurando que las futuras generaciones comprendan la importancia de cuidar nuestros bosques.