La proyección del Independiente del Valle a altas instancias del torneo continental de interclubes fue una buena noticia.
Independiente honró al país futbolístico con la disputa de la cuarta final que un conjunto ecuatoriano alcanza en la ya larga historia de la Copa Libertadores de América, la más importante competencia del fútbol rentado continental. Cabe recordar que el equipo que más títulos nacionales tiene es Barcelona, que a su vez llegó a disputar dos finales, y que solo Liga Deportiva Universitaria de Quito logró la copa.
No se debe desmerecer a Independiente por el resultado numérico de las finales (alcanzó un punto), porque todo lo hecho en este torneo se destaca.
Llegó desde el repechaje, lució virtudes en la fase de grupos, como el partido de visita contra Gremio. Superó a los campeones Colo Colo, River y Boca y a Pumas de México y jugó con entrega total ambas finales en Quito y Medellín.
La medalla de plata es el premio al esfuerzo de un colectivo de jugadores jóvenes, luchadores y con virtudes técnicas, a una táctica impecable y a un trabajo de años de un director técnico que se ganó el respeto de todos.
Es el mejor premio a años de confianza en divisiones inferiores de las que salieron algunas figuras que ya parten al exterior y prueban que un proceso inteligente y planificado da resultados.
Es asimismo destacable la conexión del equipo con la causa solidaria por las víctimas del sismo de abril. Varias razones para alegrar a los ecuatorianos.