Jane Mansbridge, ganadora del premio Johan Skytte, considerado el Nobel de las Ciencias Sociales, por “haber dado forma a nuestra comprensión de la democracia en sus formas directas y representativas, con agudeza, compromiso profundo y teoría feminista”, es una teórica política norteamericana conocida por sus estudios sobre la sociedad contemporánea.
Profesora emérita de la Escuela de Gobierno “Kennedy” de la Universidad de Harvard, Mansbridge fue presidenta de la Asociación de Ciencia Política de los Estados Unidos, y su trabajo abarca más de un centenar de libros y artículos científicos. La democracia, el poder, el feminismo y la ciudadanía son los ejes de sus investigaciones, que marcan lo que ella denomina la “democracia deliberativa”.
En su libro “Democracia, amistad y pugna”, la autora resalta la importancia de la deliberación para avanzar en lo social -en especial para las mujeres y las minorías-, que constituye uno de los pilares centrales de sus aportaciones. Insiste en la necesidad de fomentar espacios de diálogo, la conversación y la reflexión alrededor de las políticas públicas, sobre todo en tiempos de crispación, desconfianza y polarización como los que vivimos en la actualidad. “Escuchar es un arte”, sostiene la investigadora.
¿Cuáles son las posibilidades reales de participación ciudadana? ¿Los modelos de representación democrática funcionan en la práctica? Estas preguntas interpelan a Mansbridge, quien afirma que las democracias liberales en estos momentos históricos enfrentan nuevos retos de legitimidad. Para ello ha intentado integrar varias disciplinas –la filosofía, la sociología y la ciencia política– en una sólida propuesta para superar el miedo y devolver la confianza al sistema.
“No perdamos nuestra era” proclama en un magistral ensayo. El servicio a la ciudadanía es una de las estrategias, sobre la base de la incorporación al terreno de la democracia, la negociación entre pares y el diálogo sin temores.Porque la democracia que no delibera agoniza.