En estas aciagas horas de tensión ante quien será el que se enfrente con Arauz a una segunda vuelta, los ojos están puestos en el conteo y reconteo de votos. Detrás de ello, la sensación permanente de desconfianza en el CNE, desde el error garrafal en la impresión de papeletas hasta las constantes declaraciones contradictorias entre sus directivos. En el fondo vislumbramos un posible fraude; la dichosa “democracia” parece fallarnos nuevamente; los votantes a merced de los tejes y manejes entre las cúpulas de los partidos que apoyaron a los cuatro finalistas.
¿Quién está con quien? ¿Qué se cocina bajo las sábanas? Parecería ser que al más votado le convendría terciar contra Lasso, un candidato más débil, menos popular, poco representativo de los sectores medios, privatizador de sectores estratégicos, poco preocupado de temas como la educación y la cultura, apoyador con seguridad de la minería a gran escala. La llamada “izquierda”, los sectores descontentos con la inacción, el mal manejo de la pandemia, el empobrecimiento, la atroz falta de empleo, la corrupción, la débil planificación y seguimiento de programas de vivienda digna, entre muchas otras rémoras agravadas en este gobierno, al parecer votarán por Yaku si pasa a la segunda vuelta o por Arauz, si pasa Lasso. De esta manera, Lasso (no Hervas durante estas horas) aparece como el “chimbador”. Hervas, bajo la presión de los medios de comunicación declaró finalmente que no apoyaría al correísmo; habría que pensar seriamente si sus adeptos irían por Lasso si este pasa a la segunda vuelta. Nuevamente intuimos que no; Lasso en este escenario resultaría doblemente chimbador.
Por esto y mucho más Yaku declara a todos los medios de comunicación nacionales e internacionales que parece que se cocina un fraude; por ello moviliza a los sectores indígenas y negros, a los campesinos, a mestizos despiertos, los pone en guardia. Prepara un escenario altamente posible y peligroso. No se replicará lo de Octubre del 2019, será mucho peor y mucho más sostenido en el tiempo porque el país está al límite. Estamos hasta las narices de ver repartirse el Ecuador como si fuese hacienda propia, no con pequeños robos sino grandes atracos cuyos actores (¡políticos que hasta tercian en las elecciones!) y cómplices gubernamentales nos soban sus sórdidos “éxitos” en la cara, sin piedad, sin respeto ni vergüenza.
Gane quien gane, los ciudadanos estaremos vigilantes como águilas al acecho, porque ya no confiamos en los mandantes de turno. Estaremos vigilantes para que se cumplan las consultas por el NO a una minería a gran escala en Azuay, porque se generen mecanismos para evitar la corrupción y el narcotráfico aliado, porque se priorice la salud, la educación y el empleo en términos equitativos y equilibrados.