La mayor deuda social

El mejor negocio del mundo es reducir las brechas de género, pero a los países les cuesta tomar acciones para que las mujeres y los hombres tengan las mismas condiciones para acceder a la educación, a la salud, al mercado laboral, a ganar salarios similares, etc.

Uno de los estudios más citados sobre este tema es del Mckinsey Global Institute (2015), el cual señala que si se cerrara la brecha de género y las mujeres pudieran participar equitativamente en la economía, se añadirían USD 28 trillones al PIB mundial en el 2025, lo que equivale a la suma de las economías de Estados Unidos y China.

Para monitorear los avances en materia de igualdad de género, el Foro Económico Mundial creó el Informe Global sobre Brechas de Género, que evalúa el progreso de los países en cuatro dimensiones: participación y oportunidad económica, logro educativo, salud y supervivencia, y empoderamiento político.

En el informe 2018, que evaluó a 149 países, el mejor ubicado fue Islandia, el primer país en el planeta donde -por ley- se obligó a las compañías a pagar de forma equitativa a hombres y mujeres, desde el año pasado.

Aunque en términos generales los países registran avances para reducir las brechas salariales o mejorar la representación política de las mujeres, se estima que la brecha global de género tardará más de 200 años en cerrarse, lo cual es preocupante.

En ese reporte Ecuador se ubicó el año pasado en el puesto 41 entre 149 países (en el 2017 fue 42 entre 144 países). Y de las cuatro dimensiones analizadas, la mejor ubicación la obtuvo en empoderamiento político (puesto 35); la peor fue en participación y oportunidad económica (82).

En esta última se evalúa, por ejemplo, la participación de la fuerza laboral femenina, la igualdad salarial entre hombres y mujeres, la participación de las mujeres en la Legislatura o en altos cargos de empresas.

En temas laborales hay mucho camino por recorrer. Al cierre del año pasado, por ejemplo, un 46% de los hombres tenía un empleo adecuado, pero en el caso de las mujeres apenas fue 32%.

Asimismo, el ingreso promedio de un hombre con empleo fue USD 357 mensuales; el de una mujer fue USD 293, un 18% menos, según el INEC.
A escala global, las mujeres representan el 50% de la fuerza laboral global pero solo aportan el 37% del PIB mundial. Por eso, su mayor incorporación a la economía es fundamental para estimular el crecimiento, la productividad y el desarrollo.

Para reducir las brechas de género no hay fórmula mágica, pero sí hay políticas que pueden funcionar. El FMI propone la promulgación de leyes que garanticen la igualdad de la mujer en cuanto a derechos de propiedad y acceso al crédito. Además, financiamiento público para licencias por maternidad y paternidad y la ampliación de los servicios de cuidado de niños y ancianos, para incrementar la participación de la mujer en el mercado de trabajo. La inclusión de género no solo es un buen negocio, también es una deuda como sociedad.