Bisturí bronco e inútil

Sí, el bisturí del presidente Moreno contra la corrupción resultó bronco e inútil. En un magnífico informe en la Sección Seguridad y Justicia de este Diario, en su edición del 5 de febrero en curso, elaborado por la redactora Sara Ortiz, se da a conocer con detalle el rotundo fracaso de la Comisión Internacional contra la Corrupción que el Jefe de Estado dispuso crear para extraer este cáncer de nuestra política y de nuestra sociedad que venía acarreando desde el gobierno de su antecesor.

En marzo de 2019, mediante Decreto Ejecutivo se creó, con bombos y platillos, esta importante Comisión que debía vincularse a las Naciones Unidas para replicar aquella que había funcionado en Guatemala con mucho éxito. El Decreto asignaba, además, un millón de dólares para el presupuesto que pondría en funcionamiento la Comisión.

Se designaron los expertos de varios países: Costa Rica, Guatemala, España, Brasil y Estados Unidos, quienes iniciaron su trabajo con entusiasmo; vinieron a Quito en varias ocasiones para contactar instituciones estatales relacionadas con el tema, personalidades, periodistas y ONGs. Elaboraron, conforme su compromiso, un estatuto para su funcionamiento y un acuerdo con la Fiscalía General del Estado para la capacitación de sus funcionarios en su tarea de buscar lo que había sido robado de las arcas fiscales. No alcanzaron a definir un plan de trabajo, peor aún a ejecutarlo por la indolencia de los responsables nacionales.

Una de los miembros, según la importante nota de prensa citada, ha declarado enfáticamente que la “Comisión no funcionó por falta de decisión política y capacidad entre los funcionarios” asignados para colaborar en las tareas de la Comisión. Grave acusación cuando han pasado más de dos años de que fuera creada.
Según lo convenido debía suscribirse un acuerdo con las Naciones Unidas, a través de su entidad encargada de la lucha contra la droga y el delito (Undoc). Por razones que no conozco pero que podrían ser la incompetencia o la mala fe, este documento nunca fue suscrito y en consecuencia, el millón de dólares asignado nunca fue desembolsado.

La falta de recursos impidió que se pagaran los honorarios y los viáticos a los miembros de la Comisión. Según la experta guatemalteca, “nos llamaron, trabajamos y nos dejaron en el aire”.

En suma, y no por falta de voluntad de los expertos, la Comisión fue un fiasco y no dio resultado alguno debido a la incompetencia de las correspondientes autoridades del Gobierno nacional. Actualmente se ha llegado al extremo, para vergüenza de nuestro país, que los técnicos llamados a colaborar se encuentran considerando la posibilidad de demandar al Estado ecuatoriano por USD 100 mil más los viáticos no percibidos. ¡Patético e insólito!