En el novedoso y creativo estudio hecho por la Cámara de Industrias y Producción hay datos muy sugestivos. Veamos algunos: el primero y más impactante se refiere precisamente al cálculo de la relación entre los impuestos que se pagan y el valor agregado que produce cada año el país. A este vínculo se le conoce como ‘carga tributaria’. Algunos la calculan de manera restrictiva, pero hay una metodología casi estándar que al aplicarse a la realidad nacional equivale al 21,6% del PIB y no al 13% como lo afirma el Gobierno, cuya meta del 15% para algún año futuro estaría ya largamente sobrepasada. Aquí se ve y comprende el peso del aparato estatal. Por supuesto, no es liviano. Múltiples razones han engordado el gasto fiscal, entre las cuales está el aumento de 150 000 servidores públicos en los últimos tres años. Y por ello en estos días se anuncia la novena reforma fiscal.
Ahora bien, esta alícuota del 21,6% no dice toda la verdad. Hay algo más que es complejo calcular de una manera agregada y son los llamados “impuestos ocultos” que debe pagar cada ciudadano por los malos o inexistentes servicios públicos. A manera de ejemplo, el estudio cita a la inseguridad como una obligación no cubierta por el Estado que demanda erogaciones privadas. O la salud pública cuyo colapso operativo es evidente. La educación pública y sus debilidades estructurales de calidad y cobertura. Y así por el estilo. Bajo esas condiciones ¿es posible seguir en la línea de poner más impuestos o de comparar las cargas tributarias con países desarrollados?
Tampoco está bien distribuida por cuanto el peso de las contribuciones directas recae en un reducido número de miembros de la sociedad. Lo sabíamos y ahora lo confirmamos con datos del SRI. Apenas 303 000 ecuatorianos declaran Impuesto a la Renta -un poco menos de los que lo hacían en el 2007- y de ellos casi la mitad no pagan impuestos. Declaran valor cero y 1 000 ecuatorianos con sus declaraciones pagan el 23% del total recaudado en el año 2009. ¡Increíble, pero así es!
Si lo comparamos con la PEA, en promedio entre el 2007 y 2009, apenas el 7,4% declaró el IR. ¿Qué pasa con los demás? Y si vemos por empresas el cuadro es parecido. Son las mismas de hace tres años (81 400 empresas). De las cuales 100 aportan el 52%.
Por actividades los diferenciales también marcan una realidad de inequidad. La banca tiene una carga del 47,5%. La industria del 32,3% y el comercio el 31,2%. Todas las demás pagan menos. En conclusión: el país recauda más impuestos de lo que dice su Gobierno. Está entre los más altos de A. Latina. Sin embargo, la carga está desbalanceada. Existen grupos que cumplen con ella. No son numerosos ni se reproducen con facilidad, pero ahí están. Lamentablemente demasiados viven gratis.