Se ha afirmado que la Comunidad Andina ya no tiene sentido, que una vez que ya está en marcha la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), se debería poner todos los esfuerzos en consolidarla, desechando otros esquemas de integración que no funcionaron. Se ha dicho que esa era la postura de los presidentes de los países andinos, que no se han reunido para su acostumbrada cumbre en los pasados cuatro años, y que, cada cual por su lado, ha hecho serios reparos a la CAN. Han corrido rumores hasta de su posible disolución.
Pero la reciente reunión de los jefes de Estado de los cuatro países en Lima ha despejado las interrogantes y ha fijado una ruta para la integración andina. El hecho mismo de que los presentes se hayan reunido para hablar de la CAN es importante, como también lo es su declaración oficial. Adicionalmente, es muy bueno que se haya designado un nuevo secretario general del organismo. El ungido es el académico boliviano Adalid Contreras, cuyos antecedentes, entre ellos el haber trabajado en nuestro país, permiten prever el éxito de su gestión.
El interés presidencial, empero, trajo también varias críticas y compromisos, en especial el de emprender en una reestructuración a fondo del Sistema Andino de Integración, sobre todo de sus órganos principales: la Secretaría General, el Parlamento y el Tribunal. Esa es la tarea que debe realizarse en los próximos meses.
En su trayectoria, la CAN ha encontrado dificultades para la consolidación de una zona de libre comercio y una unión aduanera. El mayor escollo ha sido, sin duda, la suscripción de tratados de libre comercio con Estados Unidos por parte de Colombia y Perú, con los consiguientes problemas de aplicación de los compromisos comunitarios por parte de todos los países. A esto hay que añadir la separación de Venezuela. Las fortalezas de la CAN han sido, en cambio, el desarrollo de un sentido de pertenencia, avances significativos en el comercio entre los países del acuerdo subregional y las normas comunes, así como el desarrollo de una institucionalidad andina: el Consejo Presidencial Andino, las reuniones ministeriales, la Secretaría General, el Tribunal de Justicia y el Parlamento Andino. A estos organismos se suman consejos como el empresarial y el laboral, los convenios especializados y la Universidad Andina Simón Bolívar.
Estos avances, sin embargo, deben ser potencializados para impulsar la integración de Sudamérica, con la confluencia de los procesos que ya existen: CAN y Mercosur. De este modo, según lo visualizó Germánico Salgado, la integración subregional sería un eslabón de la integración sudamericana.
El Consejo Presidencial le ha dado una oportunidad y un destino a la integración andina, que debe concentrarse en reestructurar su trama institucional para apuntalar a la naciente Unasur.