El Grupo Intergubernamental del Cambio Climático, creado por las Naciones Unidas para analizar las causas y efectos del cambio climático, acaba de hacer público un primer informe.
En este documento, en el cual participaron 831 científicos de 85 países, se advierte que, si no se reducen drásticamente las emisiones de gases que producen el efecto invernadero, las consecuencias para el mundo serán devastadoras.
Los modelos aplicados por los científicos para describir la evolución del clima futuro confirman que, si las emisiones de CO2 no se controlan, las temperaturas en Norteamérica, Europa y Asia Oriental subirán de dos a cuatro grados entre el 2046 y 2065.
La peor previsión es que el mar suba 82 centímetros y que la temperatura se incremente 4,8 grados para el año 2100, trayendo consigo efectos nefastos como el aumento del ritmo de derretimiento de los polos, la desaparición de especies marinas por aumento de temperatura, el aparecimiento de olas de calor más intensas, sequías, y el recrudecimiento de lluvias torrenciales.
Preocupa que el factor principal del cambio climático, las emisiones de CO2, persistirán durante siglos aunque éstas se detengan.
Pese a que los estudios estiman que los mayores efectos se darán en el hemisferio Norte, no obstante, esto no dejará de afectar a otras regiones, entre ellas América Latina. Las olas de calor extremo en verano o las lluvias torrenciales serán la norma cada año.
Lo ocurrido recientemente en México es una evidencia de ello. Las tormentas “Manuel” e “Íngrid” dejaron más de 145 muertos y más de un millón de personas afectadas. Estas tormentas fueron catalogadas por las autoridades gubernamentales mexicanas como la mayor catástrofe humanitaria desde el terremoto de 1985.
En el caso de Ecuador, aunque no se puede ubicar como causa directa de los desastres al cambio climático, esto sí ha hecho que el verano y la época de lluvias sean cada vez más intensos. Considero que, sin ser un experto en la materia, la dimensión de los incendios que se dan cada año en la Sierra depende mucho del nivel de calor que ahora tenemos en las épocas de verano.
Así como parte de la responsabilidad para frenar el cambio climático recae en las grandes potencias, sean estos Estados Unidos, China o Europa, es necesario avanzar a nivel general hacia un modelo industrial basado en energías limpias y un modelo de desarrollo más amigable con el medioambiente.
De igual modo, es importante que los gobiernos, sean nacionales o locales, tomen en consideración el diseño de planes de contingencia sobre el efecto que van a tener los posibles desastres naturales. Estos, a medida que pasa el tiempo, van a ser más frecuentes e intensos. Hay que aprender de las experiencias ajenas y evitar que, como en el caso de México, se presenten para luego lamentar las consecuencias.