Cuán fácil se dice “calentar las calles”. El periodismo mal formado o mal intencionado le atribuye poderes casi divinos al señor Iza. Intentan hacernos creer que a una sola señal suya miles de indígenas, como rebaños, se tomarán las carreteras y avenidas del país. Visión mesiánica del líder carismático, y de menosprecio de las capacidades de las bases sociales.
El enfoque populista desconoce la realidad y la historia de los movimientos sociales, particularmente del movimiento indígena. Un levantamiento es una decisión colectiva muy seria y meditada que se la toma y prepara en el seno de las comunidades a lo largo del país. No es una movilización improvisada ni voluntarista. Los pueblos saben los costos y sacrificios de un esfuerzo de esta dimensión. Conocen que se agota si es usada irresponsablemente y rechazan cualquier maniobra para fines personales.
Tal acción de resistencia, amparada por la Constitución, es asumida y llevada a la práctica luego de agotar pasos previos, en los que no se obtuvo ninguna respuesta del Estado. De esta manera los gobiernos, por su inacción, insensibilidad o torpeza, son los que provocan los alzamientos y paros.
En la actual coyuntura, luego de 8 largos meses de trabajo de las mesas que juntó a representantes de las organizaciones de los pueblos y nacionalidades con altos funcionarios del gobierno para construir acuerdos y seguimientos en respuesta a la agenda de paz que puso fin al paro del junio del 2022, salieron resultados que deben ser presentados ante todo el país en cadena nacional y ser llevados a las bases indígenas, afro y montubias. ¿Cuáles logros? ¿Plazos de cumplimiento? ¿Montos de inversión? ¿Responsables? ¿Demandas técnicas? ¿Incumplimientos?
Solo después de este ejercicio de transparencia sabremos si estos meses fueron productivos o un total engaño. Si se avanzó parcialmente o falta más tiempo para concretar. Entonces sí, sabremos si las calles se calientan legítimamente o no. Lo contrario es especulación o manipulación.