El anhelo de sugerir transformaciones institucionales a las bien intencionadas autoridades del IESS, nos permite expresar lo beneficioso que sería dotar al área médica de personería jurídica y autonomía de gestión, con dependencia directa del Consejo Directivo del IESS y con centralización normativa y descentralización operativa.
Las actuales coordinaciones provinciales para las prestaciones de salud, deberían reemplazarse por una regionalización más lógica; por ejemplo, la coordinación de Imbabura, que abarca a las provincias de Imbabura, Carchi, Sucumbíos y Esmeraldas (sierra, costa y oriente), con situaciones climáticas totalmente diferentes, se reemplazaría dentro de una nueva regionalización: Costa Norte con Esmeraldas, Manabí y Santo Domingo de los Tsáchilas; Costa Sur: Guayas, Los Ríos, Santa Elena, El Oro y Galápagos; Sierra Norte: Carchi, Imbabura, Pichincha; Sierra centro: Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar; Sierra Sur: Cañar, Azuay; Loja; Oriente Norte: Sucumbíos, Orellana y Napo; Oriente sur: Pastaza, Morona y Zamora.
En cada región deberían existir unidades tipo C, con prevención, atención primaria y rehabilitación. Por cada 10 unidades C, habría una unidad B, con medicina interna, cirugía ambulatoria, gíneco-obstetricia y pediatría; por cada 5 unidades B existiría un dispensario A con todas las especialidades y hospital del día. La atención ambulatoria que brindarían estas unidades, cubriría un 90% de la demanda.
La red se complementaría con hospitales provinciales y con hospitales de alta especialidad (4to. Nivel). Estas redes regionales se basarían en la adscripción de todos los derecho-habientes a las unidades tipo C, con la posibilidad de ser referidos a centros (referencia) más complejos.
Esta estructura fomentaría el control de adquisiciones de medicinas e insumos, descongestionaría a los hospitales de especialidad y generaría un ahorro superior al 40% del presupuesto del IESS para la salud.