Los afanes de emitir sugerencias constructivas han sido superados por la angustia a la que nos han sometido los crímenes, la narco-política y el terrorismo generados por delincuentes y asesinos impúdicos que luchan por alcanzar las jefaturas de carteles y mafias, para desestabilizar el estado de derecho, apoyados por una asamblea conspiradora y una justicia degenerada. Vivimos un estado de guerra que nos obliga a defender la democracia y a rescatar la patria.
Sin embargo no debemos cesar en nuestro afán de concretar recomendaciones orientadas a impulsar el progreso del país.
La esencia de la seguridad social es el cuidado de la salud que debe brindar a siete millones de afiliados, priorizar la atención primaria de salud y la salud preventiva, en los dispensarios instalados a lo largo del país y en muchas fábricas y centros laborales, de tal manera que únicamente los casos complejos, que requieran atención especializada, lleguen a los hospitales grandes. Se ha intentado en varias ocasiones instaurar este sistema, la última ocasión fue en el 2010, mediante el programa Prosalud que desgraciadamente fue bloqueado por un, casi vitalicio, miembro del Consejo Superior.
Se trasladó al IESS una distribución territorial del Ministerio de Salud con 9 zonas, para trámites y atención de salud, totalmente inconexa. El área médica debe volver a ser manejada autónomamente en todos los ámbitos: programación, ejecución, gerencia y control. Se optimizaría el proceso de desconcentración y el número de trabajadores. Se manejaría como empresas a dispensarios y hospitales, se facturarían los tratamientos, se controlaría la adquisición, la reserva y distribución de medicinas. Se fortalecerían las zonas y las direcciones regionales del IESS. La gran mayoría de instituciones de seguridad social ha individualizado las áreas de pensiones de las de salud. Ejemplos cercanos, Colombia, Perú y varios países europeos. Confiemos en el deseo de innovar de las autoridades actuales y apoyemos los cambios.