Lucas Villarruel en el momento que llegó a Quito, el 21 de enero del 2020. Foto de la cuenta Twitter @jorgelassoch
El argentino Lucas Villarruel, jugador de Liga de Quito, tuvo un mayor desgaste físico en el partido ante Olmedo que ante otros rivales. Corrió 10, 5 kilómetros, según la información de su GPS.
En Riobamba, Villarruel jugó de volante de corta y de extremo. Lo hizo ante la necesidad que presentaba el equipo en el estadio Olímpico Fernando Guerrero.
“Fue un partido duro, bastante cortado. Nos habíamos preparado muy fuerte durante meses. Nos encontramos con un gol tempranero, manejamos la pelota sin tanta profundidad. En el segundo tiempo los chicos entraron muy bien“, dijo Villarruel, en una entrevista en Radio La Red.
También aseguró que los tres puntos alcanzados son valorados por la exigencia del cotejo. El estado de la cancha, las condiciones climáticas y las decisiones arbitrales también repercutieron.
“La cancha estaba mala, el viento tampoco ayudó. Valoramos los 3 puntos porque seguramente otros equipos no lo podrán hacer en Riobamba. No analizó el árbitro si fue intencional o no la mano que cobraron el penal”, dijo.
La recuperación física será clave en esta reanudación del torneo. Ahora, ante Católica, el equipo deberá cuidarse de la velocidad de su rival.
“Va a haber mucha rotación en todas las líneas. Hay lesiones, cansancio, lo importante es que el equipo tiene un gran plantel y creo que le sacamos una ventaja al resto de equipos. Católica tiene buena tenencia y velocidad por las bandas”, dijo Villarruel.
La falta de público también tuvo su efecto. El jugador albo sintió su ausencia y aseguró que eso repercute en el rendimiento y en lo anímico.
“Estamos acostumbrados a jugar con mucho público, nos perjudica un poco, el aliento nos levanta un poco cuando estamos dormidos. Podemos hablar más y escuchar las instrucciones. El grupo es muy sano, todos cometemos errores”, finalizó.