Mientras Marwin Pita ingresaba con su BlackBerry en la mano y prendía la televisión de 32 pulgadas que estaba en la sala de juegos, Juan Luis Anangonó y Ricardo López disputaban un entretenido partido de billa.
Esta imagen se la ve a menudo en el complejo de El Nacional durante las concentraciones. Los equipos deben organizar y permitir actividades lúdicas para que el ‘encierro’ sea menos tedioso para los futbolistas.
Gabriel Souza, preparador físico de los rojos, cuenta que, además de los juegos, los futbolistas del plantel principal participan en charlas. Y, cuando el tiempo lo permite, suelen salir en grupo a pasear en el centro comercial Ventura Mall, sitio cercano a la concentración en Tumbaco.
“Es una buena manera de distenderse y fomentar la unidad del grupo”, sostiene Souza, uno de los motivadores del equipo, mientras que Pita observaba videos musicales de salsa por la TV y chateaba a través de su teléfono celular.
Un ambiente similar se vive en el complejo del Independiente del Valle. El sitio está alejado de la ciudad (en la vía a Amaguaña) y está rodeado de naturaleza.
Aquí, los jugadores experimentados son menos expresivos. Ellos suelen preferir dormir “a jugar billar, pimpón y futbolín, porque eso es más para los ‘pelados’ (jóvenes)”, refiere por ejemplo Arlín Ayoví, zaguero del club.
Los juegos favoritos de ellos se realizan con naipes. Las partidas van desde rumi, pasando por 40, ocho loco, 21 y terminando por póquer, “pero con apuestas simbólicas”, sostiene Fernando Baldeón, asistente técnico del cuadro sangolquileño.
Luego del desayuno o almuerzo, los jugadores más experimentados prefieren pasar el tiempo en sus habitaciones descansando, “hay que recordar que son deportistas de alta competencia y la recuperación es fundamental”, agrega Baldeón.
Para relajarse, algunos optan por leer libros, navegar por Internet en sus computadores portátiles y en sus teléfonos inteligentes. Mientras que los chicos (Sub 20) hacen ruido en la sala de juegos con los futbolines y billares. Lo que es infaltable grupalmente, es la salida al cine un día antes de cada encuentro. El lugar es el Supercine que está en el San Luis Shopping, cerca de Sangolquí.
“Escogemos la película que quiere la mayoría, sea acción, comedia, drama, etc. Nadie puede ir a ver otra cosa”, cuenta Ayoví.
En el caso del Deportivo Quito, Carlos Ischia, DT de los chullas, simplifica el tema de la concentración. Desde su óptica, el “jugador es un profesional que luego de entrenar, debe recuperar la energía perdida con descanso”.
Además, en el sitio de concentración, en el complejo Ney Mancheno, en Carcelén, no hay juegos como en los otros clubes. Sin embargo, en determinados momentos se reúnen en la sala principal para observar videos y participar de charlas motivacionales.
Y como el espacio físico del inmueble es reducido, por lo general los integrantes del cuadro quiteño pasan en sus habitaciones.
Ellos también se organizan entre ellos para evitarse llamados de atención y multas.
Lo opuesto ocurre en la Selección. Allí las concentraciones son más extensas porque pueden durar hasta semanas. “En ese espacio la convivencia es más complicada que en un club”, reconoce Vinicio Luna, coordinador de la Casa de la Selección.
En la última convocatoria para afrontar la Copa América, los seleccionados estuvieron reunidos un mes. Y para aliviar la convivencia, Luna salió a comprar unos juegos de bingo. Allí, entre los futbolistas, se ganaron celulares, televisores, viajes a la playa… Estos premios fueron entregados por patrocinadores, empresas cercanas a la Tri y por la Ecuafútbol.
“Es una práctica que hemos hecho desde el tiempo del (DT) Hernán Darío Gómez”, reveló. También tuvieron un día para salir y visitar a sus familiares.
Las parrilladas también cuentan
En Liga de Quito son comunes las parrilladas o asados entre jugadores y, en ocasiones, sus esposas. De esta manera, el grupo se integra completamente.
En El Nacional, Juan Luis Anangonó contó que suelen hacer una especie de campeonato en PlayStation, jugando fútbol. Él prefiere y asegura ser muy bueno en futbolín.
Las redes sociales son otra alternativa de esparcimiento. Hay jugadores que usan por horas el Twitter y el Facebook para mantenerse en contacto con sus amigos y familiares.
Para el entrenador Carlos Ischia, del Deportivo Quito, es positivo que los jugadores tengan celulares porque eso también los distrae en las concentraciones.