El ecuatoriano Sebastián Carrasco llegó a la cima del Kilimanjaro, este 12 de septiembre del 2019. Foto: Team Aventura Movistar
Tras coronar el Kilimanjaro en bicicleta adaptada el pasado 12 de septiembre de 2019, el deportista paralímpico ecuatoriano Sebastián Carrasco sueña ahora con ir a una ruta con nieve pues su empeño es abrir caminos para deportistas con movilidad limitada.
“Quiero ir a la nieve”, dijo a EFE Carrasco, quien se moviliza en silla de ruedas desde 2015 como consecuencia de un accidente que le provocó una lesión medular.
Sin embargo, admitió que aún no tiene “nada definido”, pero que mira con agrado volver al volcán Cotopaxi, en el centro andino de Ecuador, que fue uno de los puntos de preparación para ascender al Kilimanjaro, la cima más alta de África, con 5 895 metros.
El deportista confesó que en su siguiente aventura quiere ir acompañado por alguien que tenga alguna discapacidad, para seguir en su búsqueda de rutas adaptadas para su tipo de deporte.
Conocido como Zuco, Carrasco aseguró que hay muchas rutas que deben ser aún promocionadas y, sobre todo, adaptadas en su totalidad para personas con discapacidad.
“Por mis entrenamientos descubrí muchas rutas, pero hay detallitos que faltan, como el tema del acceso en los vehículos y baños accesibles“, señaló, antes de calificar de “espectaculares” zonas como la de los volcanes Cotopaxi y Pululahua, en Ecuador.
El deportista paralímpico llegó a la cima del Kilimanjaro el pasado 12 de septiembre a las 14:30 horas de Tanzania.
La subida a la mayor elevación del continente africano fue parte de su iniciativa, el One More Summit, que busca generar las primeras rutas para bicicletas adaptadas (handbikes) en América Latina, así como la fabricación nacional de dichas bicicletas impulsadas por los brazos.
El ascenso tomó seis días desde su inicio, mientras que la bajada se demoró dos, contó Carrasco en una rueda de prensa en Quito al referirse a la aventura como una experiencia “muy bonita”, pero “muy dura”, cargada de desafíos diarios como el frío, el terreno y la altura.
Zuco agradeció la colaboración de su equipo y de los guías locales, y destacó la fortaleza de sus bicicletas llamadas Monstruo y Diabla, que se dañaron en el proceso, pero pudieron ser reparadas.
Justificó el nombre de Monstruo por el peso de la bicicleta de cuatro ruedas pues es “monstruosamente duro moverse en ella”, comentó.
“Es realmente sorprendente cómo aguantó el maltrato de caídas sobre piedras y la bajada“, dijo el deportista que, entre otros, estuvo acompañado por la andinista Carla Pérez.
Pese a los imprevistos en el ascenso (mucha arena y piedra suelta) Carrasco aseguró que jamás pensó en abandonar su aventura, que logró por el trabajo de su equipo de 16 personas.
Guía de montaña con más de quince años de experiencia, Carrasco tomó para subir al Kilimanjaro la ruta llamada Marangu, la única que tiene tres refugios, por lo que es la más apetecida por los escaladores.
En la vía causó admiración entre otros alpinistas y muchos se fotografiaron con él, según su propio relato, ya que además bajó de la montaña por una ruta de emergencia pues sus bicicletas no tienen sistema de suspensión.
“No hay que tener miedo a soñar”, subrayó Carrasco, a quien el 8 de agosto de 2015, a la edad de 34 años, le cambió la vida.
Ese día sufrió un accidente mientras se entrenaba, cayó doce metros y sufrió una lesión medular a nivel cervical que lo dejó paralizado del pecho para abajo.
Con una gran sonrisa, que le acompaña casi todo el tiempo, Carrasco señaló que ahora mismo no está en tratamiento médico y que su “mejor terapia” es el deporte.