Respirando Bienestar

Un espacio para hablar del bienestar que genera la práctica del ejercicio y la alimentación saludable en nuestro día a día. Aquí no hay espacio para solo el atún y la lechuga.

Paola Gavilanes. Blog Respirando Bienestar

Paola Gavilanes

Licenciada en Comunicación Social por la U. Central del Ecuador. Colabora con Grupo EL COMERCIO desde el 2007. Trabajó en la sección Deportes, Tendencias y Construir. Ahora escribe sobre BIENESTAR. Deportista aficionada y amante de la comida hecha en casa.

Así es la vida de los osos panda en Chengdu

Los pandas son 100% ciudadanos chinos, y Chengdu, ubicada al suroeste del gigante asiático, es su lugar de residencia; ahí habita la mayoría de esos mágicos seres vivos. Foto: Paola Gavilanes/ EL COMERCIO

Cierra los ojos por un momento y dime qué imagen copa tu cabeza cuando escuchas la palabra China.
Estamos conectados. También visualizo ositos; todos con su traje típico, blanco y negro, el mismo que lució Po, el carismático protagonista de la película animada 'Kung Fu Panda'.

Los pandas son 100% ciudadanos chinos, y Chengdu, ubicada al suroeste del gigante asiático, es su lugar de residencia; ahí habita la mayoría de esos mágicos seres vivos. Por eso se la conoce como la 'Ciudad de los Pandas'.

Los visitantes respiran el 'amor' por esa especie desde que arriban a ese territorio. Imágenes de esos seres 'abrazables' y rechonchitos están por todos lados; adornan las paredes de las heladerías, de los restaurantes, de las tiendas de ropa y hasta la carrocería de los taxis. Todos los souvenirs -obviamente- son de ositos: llaveros, imanes, cobijas, paraguas...

Los helados con forma de oso panda son una novedad entre los visitantes.

En el Centro de Investigación y Protección del Panda, ubicado en Sichuan, capital de Chengdu, venden incluso helados con la forma de esos animalitos; son todo un éxito. Ese lugar acoge a 40 pandas. Ellos pueden alcanzar los 30 años de vida. Los salvajes, en cambio, entre 18-20. El oso más longevo murió a los 38 años.

Ahora, Nieve es la más 'viejtia'; vive en el centro y cumplió 32 años. Todos ellos son visitados por cerca de 10 000 personas al día. Son básicamente ciudadanos chinos; llegan de ciudades muy muy lejanas.

Las tres, cuatro, cinco horas que toma desplazarse desde una ciudad a Chengdu, y luego a Sichuan valen la pena; se trata de una inversión para mimar el alma y la memoria. Ingresas al centro y ahí están dos panditas: uno comiendo bambú y otro rascándose la patita con su otra patita.

Valentina, periodista uruguaya, tras una visita al Centro de Investigación y Protección del Panda.

Frente a ellos están dos gemelos junto a su madre. Los encontramos durmiendo sobre las ramas de los árboles. Los expertos dicen que pueden cerrar sus ojitos hasta 11 horas al día; el resto del tiempo lo destinan a su alimentación y diversión. Comen básicamente bambú; su debilidad es la parte más jugosa: hasta 50 kilos al día.

¿Cómo se entretienen?
Juegan entre ellos. También corren y trepan árboles. Uno nos sorprendió tras pararse en sus dos patas y emprender una carrera hacia su cueva, en donde permaneció hasta nuestra partida.

Otra de sus gracias: son expertos en hacerse 'popo' en su fuente de hidratación. Son adorables y pueden hacer lo que les apetezca. ¡Ellos lo saben!

La alimentación y ejercitación son claves para que crezcan sanos y fuertes. De controlar su estado físico se encargan verdaderos especialistas: tres por cada panda, y es que perpetuar la vida de esos animales es una de las misiones más importantes de China; son su tesoro nacional.
Algunos de ellos habitan en otros países y continentes. Tras asumir su cuidado, el gobierno que los 'adopta' está obligado a pagar un monto económico a China. Cuando fallecen inmediatamente son repatriados a su país de origen: el gigante asiático, donde hay 1864, según estadísticas de hace 10 años, cuando figuraban en la tenebrosa lista de Peligro en Extinción.

Preguntas: pgavilanes@elcomercio.com