Tras nueve meses de que el extinto Ministerio de Justicia suspendiera el uso del grillete electrónico, el 25 de mayo se dispuso sorpresivamente que el padre de Alecksey Mosquera, exministro de Electricidad procesado por la trama de Odebrecht, usara el dispositivo.
La decisión es paradójica. La autoridad considera que este equipo mejorará la seguridad del procesado, pues había riesgo de que huyera de su casa, en donde cumple arresto domiciliario. Sin embargo, los brazaletes volvieron, aunque sin que sus seguridades hayan sido reforzadas por completo.
La Dirección de Rehabilitación, que ahora se encarga de este sistema, reconoce la fragilidad. Entonces, ¿por qué no suspenden el uso? ¿Por qué no lanzan alertas para que los jueces no ordenen su uso? ¿Qué sucede si se perpetra una nueva huida como ocurrió en octubre del 2018 con Fernando Alvarado, ex hombre fuerte del correísmo?
A raíz de esa escandalosa fuga, el país conoció un primer informe de la Contraloría, en la que ya se revelaba que los aparatos no monitoreaban en tiempo real o daban dos posiciones de la misma persona vigilada.
Las alertas no se enviaban automáticamente al centro de monitoreo; debían hacerlo de forma manual. El software no diferenciaba el nivel de emergencias.
Las acciones ejecutadas tras la llegada de una advertencia no se guardaban en ningún sitio del sistema de monitoreo. ¡Increíble!
¿Se subsanaron estos vacíos? Al parecer, no. Cuando el año pasado se conoció de la suspensión se anunció que también se cambiaría el software. Esa medida tampoco se cumplió. Para hacerlo se espera un pronunciamiento definitivo de la Contraloría del Estado.
La Fiscalía General pidió a quienes vigilan el uso del grillete que permanecieran atentos a movimientos inusuales. Resulta que desde el 1 de junio, María de los Ángeles Duarte, ex ministra de Rafael Correa, también es vigilada con ese equipo y con otras medidas facultadas en el Código Integral Penal (art. 522). Que no se repita una fuga como la de Alvarado.