La rápida reactivación de todo tipo de negocios y actividades diarias en muchas ciudades del país ha acelerado la decisión de algunos Comités de Operaciones de Emergencia cantonales (COE) sobre su semáforo rojo.
Daule se puso en amarillo desde esta semana, cuando en principio había resuelto estar en rojo hasta el 31 de mayo. La fuerte actividad comercial y agrícola que se activó desde la semana pasada se impuso frente a las restricciones que se mantenían.
Lo mismo pasó en Palora (Morona Santiago), donde el cultivo y exportación de pitahaya no se detuvo y siguió moviendo otras actividades colaterales.
En Guayaquil, Santo Domingo, Cuenca, Ambato, Loja, El Carmen y Chone también se observa una fuerte presión para pasar al amarillo, el cual permite una reactivación parcial de sus actividades. Aunque, Loja aprobó esta semana que se pondrá en esa nueva etapa desde el próximo 21 de mayo.
Lo interesante es que, en algunos de esos cantones, los sectores productivos han adelantado su tarea para aplicar los protocolos y medidas de bioseguridad para sus empleados y clientes. El caso emblemático es el de Cuenca, donde algunas industrias comenzaron a laborar desde ayer, tras la aprobación del COE nacional.
Otros ejemplos son el de los centros comerciales, que se alistan con la señalización de distanciamiento y mecanismos de bioseguridad para operar apenas se cambie el color de semáforo. En Santo Domingo, los gremios de la transportación urbana, la pequeña industrial y el comercio tienen, igualmente, un plan para retomar sus labores.
El sector privado ha hecho su contribución, por lo que a los COE cantonales y al Gobierno les queda la tarea de autorizar su funcionamiento y reforzar las áreas débiles en la prevención, para evitar el contagio del covid-19.
En ese sentido, los COE y los municipios están obligados a acelerar los planes de reactivación, porque el cambio al semáforo amarillo es irreversible.