El consumo de los hogares se contrajo fuertemente por la pandemia. El Banco Central proyecta que este año cerrará con una caída del 8,5%. El indicador es relevante considerando que tiene un peso del 45% en la economía.
Los efectos de la pandemia en la economía y la incertidumbre que esta genera a futuro hicieron que las familias optaran por el ahorro. Se privilegió el consumo de productos y servicios básicos, como alimentos y salud. El pago de deudas se postergó y, luego, tuvieron que ser reestructuradas a más largo plazo. Los hogares están pensando dos veces antes de adquirir nuevos créditos. Esto ha supuesto un duro golpe para algunos sectores como el de la construcción, que este año se contraerá en un 16%.
Con la reactivación de actividades desde mayo pasado, sin embargo, el gasto se reactivó de a poco, lo cual se observa en una mejora en el crédito.
Noviembre fue el tercer mes de crecimiento para la cartera de préstamos de la banca y se espera que la tendencia siga en diciembre, por el consumo que impulsan las festividades navideñas.
El saldo de tarjetas de crédito refleja una recuperación desde junio, aunque aún no alcanza los niveles de los meses antes de la pandemia. Pero los pagos a plazos con este medio de pago crecieron 12%, lo cual refleja que mucha gente optó por reestructurar sus deudas y que la gente aún tiene poca liquidez o busca preservarla.
Según el Central, la recuperación de un 3,1% de la economía el próximo año se dará por el incremento del gasto de los hogares, mayores importaciones de bienes de consumo, por mayor dinamismo económico interno y un incremento en las remesas recibidas.
Si bien la expectativa de que se pueda contar con una vacuna hasta mayo del siguiente año hace que las perspectivas mejoren, el cumplimiento de las proyecciones del Central dependerá también de quién ocupe la Presidencia en mayo del 2021 y en qué medida esa administración pueda avanzar en las reformas estructurales que siguen pendientes.