Sumido que está el mundo en una crisis global sin precedentes y que penetra hasta el último resquicio del planeta, la confusión cunde.
Ya se ha repetido hasta el cansancio que los alcances de la pandemia no solo son de salud pública y muerte sino de destrucción económica y gran repercusión social.
Mientras el mundo todavÃa no atina a cómo manejar la situación del virus y todavÃa hay paÃses confinados, comarcas aisladas y audaces desafÃos los lÃderes preocupan.
El Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, muestra su perplejidad por las relaciones entre las grandes potencias.
En una entrevista con Diario El PaÃs dice que la relación de Estados Unidos, China y Rusia es más disfuncional que nunca.
Las tensiones, acuerdos y desacuerdos de las potencias comunistas tuvieron puntos duros y diálogos decidores en tiempos de Mao Tse Tung y Joseph Stalin. Mao también dialogó con Kruchov, sucesor de Stalin.
China y Estados Unidos tuvieron un punto culminante con la visita a PekÃn de Richard Nixon( EE.UU.) y la República Popular empezó a abrirse al mundo sin cambiar su sistema partido único hasta hoy PCCH.
Las relaciones de Estados Unidos con la Unión Soviética estuvieron marcadas por la Guerra FrÃa, el establecimiento del Muro de BerlÃn y la crisis de los misiles (Cuba).
Mijail Gorbachov cambió el mapa con la Perestroika y la Glasnost; el fin de la hegemonÃa comunista de influjo ruso en varios paÃses.
Un ex agente de la KGB, Vladimir Putin ahora domina una Rusia capitalista con dudosas prácticas y efectos contra la libertad. El lÃder ruso se apresta a perennizarse en el poder.
A Occidente le sobreviene la tragedia de que Estados Unidos tenga un presidente como Donald Trump. China con el calculador Xi Jinping, es el único que crecerá apenas tras la pandemia. En el mundo tripolar la desconfianza entre sus lÃderes sigue primando. Europa, que debiera tener algo que decir, como señala Guterres, no sabe cómo salir del covid-19.