Sobrevivientes a secuestro en Quito: 'Si nos llevaban no volvíamos'

Imagen referencial. Los agresores se movilizaban en un Spark rojo. Foto: Fiscalía
Carolina (nombre protegido) y Sara (nombre protegido) decidieron que sería una "noche de chicas". Querían pasar el rato con una de sus amigas, Claudia (nombre ficticio), que hace poco había tenido un bebé.
La noche del 27 de enero de 2023 salieron a comer. "Estuvimos con otras amigas, riéndonos; la noche estaba bastante tranquila", recuerda Carolina. Luego decidieron continuar la reunión en casa de Claudia, porque tenía que regresar a cuidar a su bebé.
Ahí estuvieron charlando hasta aproximadamente las 01:50 del 28 de enero. "No tomamos nada de alcohol", resalta, para evitar comentarios revictimizantes dado el fuerte testimonio que contará más adelante.
Por la hora, Carolina les dijo a sus amigas debía retirarse y Sara le pidió que la acercara a su casa, que se encontraba "a unas 10 cuadras" de la de Claudia. Hicieron el breve recorrido pero a las 02:00 comenzaría una pesadilla para ellas.
Carolina: "Esto es un secuestro"
Lo que viene a continuación sucedió en el norte de Quito, en "un sector residencial, donde hay cámaras y guardias". Donde se pensaría que es más seguro.
"Yo paro en el edificio de mi amiga y espero que ella se baje e ingrese. No me fui, esperé con el auto prendido. En ese momento vi que un Spark rojo pasó superpegadito a mi carro.
Yo regresé a ver y en un principio pensé que eran unos chicos que quizá estaban borrachos y vivían por ahí. Me quedaron viendo y yo les vi mientras esperaba que Sara ingresara a su casa.
En ese momento me cruzan el carro y se bajan dos personas: uno con una pistola y otro con un cuchillo. También estaba el tercero que manejaba. El que tenía el cuchillo va hacia Sara y el otro viene hacia mí y me dice 'abre la puerta'.
Entonces yo abro la puerta porque pensé que quería robarse el auto. Cuando abro la puerta me dice 'pásate al otro asiento'. En fracciones de segundos pensé: si yo me paso al asiento de al lado me va a secuestrar.
Esto es un secuestro y me quiere violar, me quiere matar...

Mientras tanto, el otro tipo le halaba del pelo a Sara para que entrara de nuevo al auto. Querían que yo me pasara al lugar del copiloto y que mi amiga fuera en el asiento de atrás. Sara puso resistencia, le golpeó a ese tipo y la soltó.
El hombre del cuchillo no pudo hacer que Sara se subiera al auto. Entonces decidió que se llevarían a Carolina.
Cuando le suelta (a Sara) va hacia mi carro mientras el otro sujeto me apuntaba con la pistola en la cara. El otro se sube atrás del asiento del chofer y me sujeta del tronco, me pone el cuchillo en las costillas.
Él desde atrás me jaloneaba para que me pasara al puesto del copiloto y el otro me golpeaba con la pistola en la cara. No fuerte pero sí me golpeaba.
Cuando el tipo me halaba desde atrás yo gritaba: '¡No, no, no...!'. Sara empezó a gritar un montón y gritaba al guardia para que salga a ayudarnos y empezó a gritar en la calle, a gritar que no iba a dejar que me lleven.
Yo también como que me sentí muy fuerte y gritaba '¡No, no, no!'.
Luego el guardia salió y Sara abrió la puerta de adelante. Cuando pasó eso siento que se desestabilizaron. La gente escuchó los gritos y desde las ventanas gritaban que ya venía la Policía. Los guardias del edificio de enfrente también empezaron a gritar que ya venía la Policía.
Sara dijo que escuchó que el tipo que les daba indicaciones era el que manejaba. Y este tipo les dijo: 'Ya la cagaron, ya la cagaron, súbanse rápido al carro'. Ahí se fueron.

"Si me quiere matar, que me mate aquí"
-Tenías un arma que te apuntaba en la cara y desde atrás te amenazaban con un cuchillo. ¿Cómo sacaste esa valentía para gritar? Porque quizá otra persona en ese contexto se hubiera quedado inmovilizada -pregunto.
-Te voy a ser superhonesta. En ese momento yo perdí el miedo del arma. Yo decía, 'si él me quiere matar, que me mate aquí. Pero no quiero que me viole, que me mate'. No quería que alguien abusara de mí.
Entonces yo sabía que si me pasaba al lugar del copiloto eso iba a pasarme. Decidí quedarme ahí porque a la final había la probabilidad de que me mataran.
Sara: "Si nos llevaban no volvíamos"
"Las diversas mujeres que vivimos estas situaciones estamos en el espacio público sabiendo que estamos solas, sabiendo que la Policía no va a cuidar nuestras vidas.
Nosotras, probablemente, podríamos haber sido violadas por estos sujetos si es que nos llevaban. Por ejemplo, yo tengo la certeza de que si nos llevaban no volvíamos. ¿Por qué? Porque estos tipos no estaban cubiertos la cara.
Cuando los tres hombres huyeron, Sara cuenta que la Policía llegó al sitio 20 minutos después de la llamada de alerta, cuando hay dos Unidades de Policía Comunitaria (UPC) en barrios vecinos.
"Las mujeres vivimos varias violencias en paralelo y por tanto se vulneran nuestros derechos a volver a casa tranquilas y ocupar el espacio público", agrega.
Si es que tú tienes tres hombres siguiéndote, que quieren llevarse a tu amiga y a ti... Les ofreces dinero, no quieren. Ofreces tus teléfonos, no quieren. Les ofreces el auto, ¡y no quieren!... entonces, la certeza es que te quieren a ti.
(...) Y es que muchas de nosotras, las mujeres que estamos en esas situaciones, ya hemos sobrevivido a la violencia sexual. Como es mi caso. Y yo sabía el infierno que me esperaba.
No iba a permitir que eso suceda con tres tipos desconocidos que claramente no eran personas que venían a delinquir...

Es importante decir que no era un robo. Es importante decir que nosotras no estábamos vestidas provocativamente... Porque a ese nivel hemos tenido comentarios de vecinos, de familiares, de personas (...).
Yo también sentí lo mismo que Carolina: le perdí el miedo al arma. (...) Es tener esa certeza de que si te llevan no vuelves. ¿Y cómo va a vivir tu familia así? ¿Y cómo vive una familia que tiene a una persona desaparecida?
Es muy, muy fuerte eso. Yo he acompañado a gente que está en esas situaciones, he acompañado a gente que está en situaciones mucho más vulnerables que esas. Esas familias nunca se recuperan.
'Depredadores' quiteños
Sara deja en claro que este acto violento no fue realizado por personas extranjeras. "Los hombres que nos violentaron eran todos quiteños", recuerda. Su jerga delataba que eran habitantes de la capital.
Carolina recuerda que los agresores iban bien vestidos. "Quizá si pasan al lado en la calle no te imaginarías que son unos delincuentes".
"Creo que están rondando por ese sector. Y siguen a mujeres. Eso es lo que yo creería", dice Carolina.
-Están actuando como unos depredadores -comentó.
-Son depredadores -responden sin dubitaciones.
"Yo tengo la tesis de que estos tipos rondan lugares donde pueden encontrar mujeres solas. Yo creo que estos sujetos están buscando en lugares donde hay mujeres en vulnerabilidad, que quizá han tomado alcohol, que quizá están en la madrugada.
Nosotras pasamos por ahí porque es el camino que lleva a la casa de mi amiga. Y creo que desde ahí nos siguieron", explica Carolina.
-También cabe recalcar que Sara y yo nos vemos superjóvenes. Creo que si a mí me hubiera sucedido esto hace 10 años la historia fuera otra -continúa Carolina.
-Totalmente -agrega Sara.
-Son predadores que buscan mujeres -sentencia Carolina.
Antes de terminar el diálogo, Carolina deja un mensaje final: "Es importante gritar en esos momentos. Si una no grita hay menos probabilidades de que te salves".
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