Como si fueran los dueños de la casa entraron, empacaron y se llevaron las cosas de más valor. Ese día ninguno de nosotros estuvo en casa, mis hijas trabajaron hasta tarde y yo estuve en mi negocio.
[[OBJECT]]Era un sábado tarde y llovía; por eso creo que ningún vecino se dio cuenta de que entraron a robar en mi departamento, que queda en el sur de Quito.
Solo un chico se había percatado de que unos cuatro extraños cargaban las cosas en una camioneta, pero él no alertó a nadie.
Se llevaron tres televisores, uno de ellos de 29 pulgadas, que compramos con la tarjeta de crédito y aún no terminamos de pagar.
También se llevaron un lote de joyas de oro de 18 kilates, que yo tenía desde hace unos 30 años. Para encontrarlas, los desconocidos rompieron los cajones del armario. Además, rompieron la puerta de un velador donde guardaba USD 2 000, que había logrado ahorrar para renovar las computadoras de un negocio que tengo en el Centro. Ese día iba a comprar las computadoras, pero no lo hice porque me faltaban unos USD 300.
No conformes, se robaron dos tanques de gas, un horno y más cosas. Esa día llegamos a la casa como a las cinco de la tarde y tuve un gran susto al ver que las puertas estaban abiertas. Al entrar, encontramos todo alborotado: rebuscaron en las camas, en los colchones y en los muebles.
Para entrar falsearon las chapas de la puerta principal y de los dormitorios. Pero extrañamente abrieron con facilidad la puerta principal de la casa. Una semana antes, a una de mis hijas le robaron la cartera en la que tenía las llaves y yo sospecho que a ella la estaban siguiendo desde antes.
Llamamos a la Policía y llegaron dos agentes. Ellos recogieron los datos, vieron cómo quedó el departamento y se fueron.
Después acudimos a la Policía Judicial para presentar la denuncia. Han pasado varios meses del robo y hasta ahora no he podido recuperar nada.
Gasté unos USD 100 en cambiar las chapas. Además, ante el temor de que vuelvan a entrar los desconocidos, dos semanas después decidimos instalar un sistema de alarmas para mi departamento y los de mis hijos. Ahora, apenas alguien intenta forzar las seguridades de las puertas, se activa una alarma que se conecta directamente con el teléfono de mi negocio. Apenas ocurre eso, yo llamo a mis hijos o a algún vecino para que vaya a ver qué está pasando en el sitio.
Aunque la instalación nos costó USD 850, la cuestión es que no nos vuelvan a robar.