Un grupo de motorizados custodió el acceso a la casa tras el ataque que se dio el martes, 24 de noviembre. Foto: ALFREDO LAGLA / EL COMERCIO
En una hora los comentarios se multiplicaron. ¿Fue prudente la reacción del dueño de casa que forcejeó con un sospechoso, disparó y lo mató? La gente lo justificó en las redes sociales.
“No puedes esperar que el asaltante atente contra tu vida o la de tu familia. Este señor actuó en legítima defensa. Muy bien hecho”, apuntó un usuario.
“Prefiero explicarle al juez por qué el hombre que entró a mi casa está muerto antes que le digan a mis hijos por qué su padre fue asesinado”, dijo otro.
Toda esta discusión se generó luego de que el martes 24 una persona muriera en el norte de Quito cuando intentaba ingresar a una casa ajena.
Por ahora, el propietario de la vivienda prefiere mantenerse oculto. Solo su abogado y la familia han testificado. Temen por su libertad y aseguran que Luis únicamente quiso proteger su integridad y su vida.
De las primeras investigaciones ya hay pistas de lo que pudo haber ocurrido esa madrugada.
Por versión de los agentes se sabe que el ataque ocurrió a las 03:00. Luis escuchó ruidos inusuales en la terraza de su residencia, fue a ver qué sucedía y encontró a un hombre armado. Forcejeó y se oyeron cuatro disparos. Una bala impactó en el cuerpo de Víctor, como fue identificado el sospechoso.
¿Hubo excesos en el denominado uso de la legítima defensa? ¿Qué significa este recurso?
El Código Integral Penal advierte que esta figura legal existe cuando una “persona actúa en defensa de un derecho, propio o ajeno”, pero siempre y cuando se den tres requisitos.
El primero: agresión actual e ilegítima. Es decir, que haya un ataque inminente, real, no provocado e injustificado.
El segundo: necesidad racional de la defensa. Este principio significa un equilibrio entre la el nivel de agresión que recibe la víctima y el nivel de defensa.
En este punto, Wilson Velasteguí, experto en derecho penal, hace una precisión: “no se trata de igualdad de armas”.
Es decir, “me atacan con un cuchillo, me protejo con otro cuchillo. Se trata de analizar las circunstancias. Sí se puede emplear cualquier arma para repeler una agresión inminente”.
Y el tercer requisito: falta de provocación suficiente de quien actúa en defensa del derecho. En otras palabras, si la víctima está en su residencia, durmiendo y un extraño ingresa, entonces hay una necesidad suficiente de protegerse y alejar el riesgo, explica Velasteguí.
El ataque del martes en Carcelén (Quito) no es el único en el que se alega legítima defensa. En 2011, en Guayaquil, Gastón Alarcón golpeó con su vehículo a una pareja de motorizados que robó el celular a su esposa.
Ocurrió una mañana de junio. Alarcón salió de casa y caminó hasta un estacionamiento donde guardaba su auto. Su mujer y su hija de cuatro años lo esperaban afuera del edificio. Mientras regresaba a recogerlas, vio que un sospechoso las apuntaba con un revólver.
El armado tomó el celular, subió a la moto que lo esperaba y huyó. Alarcón vio el asalto, aceleró y golpeó el vehículo. Uno de los dos sospechosos murió.
Ayer, cuatro años después de esos hechos, EL COMERCIO se contactó con Alarcón. El guayaquileño confirmó que no enfrentó ningún juicio. Se demostró un uso legítimo de la defensa.
Jueces consultados por este Diario advierten que para calificar esa figura es necesario un análisis profundo de los hechos.
En el caso de Carcelén, por ejemplo, se precisa estudiar el informe forense: examinar la dirección, altura o distancia de los disparos. También se debe revisar los resultados del reconocimiento del lugar de los hechos, comprobar si el testimonio del dueño de casa se ajusta con la trayectoria que tuvieron las balas o si el arma se la quitó al sospechoso durante el forcejeo, como se conoce hasta el momento, o si era suya.
Más allá de esto, horas después del ataque, la familia de Luis comentó que Víctor era un exempleado; lo había despedido hace dos semanas y cree que sabía que manejaba altas sumas de dinero por el negocio que tiene en el sector.
Los familiares del fallecido, en cambio, piden que se aclare la agresión. Dos niñas, de 13 y 8 años, quedaron sin su padre.
Hasta ayer, los comentarios en redes seguían. “Si le quitó la pistola le podía inmovilizar de un disparo, podría existir exceso de la legítima defensa. Pero si el disparo fue en el forcejeo estaría dentro de la legítima defensa” opinaban los usuarios.