El pasado sábado 23 de abril difícilmente se borrará de la mente de los familiares de José L. Esa noche, el joven de 21 años fue asesinado cerca de su casa, en el sector de la Isla Trinitaria, en el sur de Guayaquil. Desconocidos le propinaron tres puñaladas cuando el muchacho intentaba evitar que le robaran el teléfono celular.
Según un familiar de José, el joven había salido de su domicilio a una tienda cercana a comprar una bebida. En ese momento fue sorprendido por sus victimarios.
Tres meses antes, el 13 de enero, un crimen similar alarmó a los vecinos de la novena etapa de Sauces, una ciudadela de clase media en el norte de la urbe. Miguel C., de 22 años, fue asesinado con varios impactos de bala. Los testigos revelaron que el joven se opuso al robo de su celular y, en respuesta, los delincuentes le dispararon.
Hay más. El pasado 10 de abril, en el cantón Durán, fue asesinado Jonnathan A. con tres disparos. Desconocidos le atacaron cuando se resistió al robo de su bicicleta, según la Policía Judicial. Un pariente de Jonnathan dijo que había salido de su casa a las 22:00, a comprar en una tienda ubicada a cuatro cuadras del domicilio. En el trayecto, desconocidos le cerraron el paso con la intención de asaltarlo. “Era un chico sano, no tenía problemas con nadie en el barrio”, argumentó el familiar de Jonnathan.
En estos casos y en otros recientes, la víctima se resistió. Un hecho aún fresco es el de un ex policía, quien detuvo a un supuesto delincuente cuando apuntaba con un arma a su hijo. El hombre se desplazaba con su pequeño en un bus de la línea 85, cuando un desconocido se levantó y empezó a asaltar a los pasajeros. El padre sometió al asaltante y llamó a un patrullero para conducirlo hasta la Policía Judicial.
Este último caso y el del abogado Gastón A., quien supuestamente atropelló a un presunto delincuente que intentó asaltar a su esposa e hija, abren el debate sobre la justicia que intentan aplicar los ciudadanos por sus propias manos y en defensa propia.
Las voces de respaldo al padre se evidenciaron en la redes sociales. El presidente Rafael Correa dijo ayer “yo hubiera hecho lo mismo estando en su lugar”.
“Nunca nos vamos a alegrar por la pérdida de un ser humano, no quiero hacer un llamado para hacer justicia por mano propia. Pero es comprensible su actuación”. Añadió que hay una muerte y que tiene que ser juzgado.
Nelson Villegas, jefe de la Policía Judicial del Guayas, dice que Gastón A., pasó“de víctima a victimario”. El oficial insiste en que la ciudadanía debe confiar en el trabajo de la institución, porque las estadísticas revelan que el último mes los homicidios en Guayaquil descendieron.
Para Nelly Jaramillo, presidenta de capítulo Guayaquil del Comité Permanente de Derechos Humanos, la reacción de Gastón A. fue producto de la “paranoia colectiva” en la que vive la comunidad. Esto, dice, como consecuencia “del repunte de hechos delictivos en el país”.
El informe del Relator Especial de las ejecuciones extrajudiciales de Naciones Unidas, Philip Alston, atribuye los crímenes en el país a diversos factores, entre ellos una mayor actividad de la delincuencia organizada y la inseguridad económica. Apunta también a la ineficiencia de la Policía, la situación de inseguridad pública y las deficiencias del sistema de justicia penal. “Lo que ha hecho que los particulares recurran al asesinato con casi total impunidad”.
Para Jaramillo, Gastón A. debe ser juzgado, porque “nada justifica la muerte”. Cree, sin embargo, que hay razones por las que la ciudadanía reacciona ahora contra la delincuencia: desconfianza en la Policía y en el sistema de Justicia. “Vemos a diario policías que integran bandas delictivas y supuestos malhechores salen libres en pocas horas”. De esto hay un caso reciente. El jueves, una patrulla detuvo en la vía a Daule al uniformado José C., por presunta participación en una organización que traficaba drogas.
Punto de vista
Gustavo Noboa/ Ex Presidente de la República
‘Se está dando paso a la vendetta’
El ex presidente Gustavo Noboa analizó la justicia y los altos niveles de inseguridad en el país, la noche del jueves pasado. Lo hizo al término del lanzamiento del libro ‘Memorias desde la cárcel 4’, de su ex ministro Jorge Gallardo.
¿Qué pasó con los anuncios de cambios en la justicia ?
La justicia pasó de dueño, ¿adivina quién es el dueño? Cuando quieren mandar autoritariamente es vital la Fiscalía y Justicia. Lo de (León) Febres Cordero fue un mal ejemplo y lo han seguido. Dijeron de boca para afuera que había que cambiar. Estamos mal porque la corrupción es terrible, y además porque se la permite.
¿Quién la permite?
Siempre ha habido corrupción, pero no impunidad. Dime quiénes son los presos de todos los corruptos del Gobierno, dónde están los juicios. Hoy se roba a mansalva y protegidos con esa impunidad. Y lo más grave, se está dando paso a la justicia privada, no solo la indígena.
¿Cuál es la justicia privada?
Si sé que van a matar a mi hijo y a mi mujer le tiro el carro, y estoy de acuerdo con el señor que lo hizo. Hay que tirarle el carro a los delincuentes. Si el Gobierno dice que aquí no hay delincuencia, que hay que dejarse robar, y se premia a narcotraficantes y delincuentes, entonces vamos a la ‘vendetta’ privada. Si la justicia no hace lo que tiene que hacer, habrá que tomarse la justicia por propia mano.
Entonces, ¿qué le espera a la sociedad ecuatoriana?
Es terrible, la disolución de las instituciones. Si este Gobierno ha liquidado a las instituciones ecuatorianas, queda la prensa que está injustamente señalada, tiene la culpa de todo.
La ciudadanía ve que hay casos que no se investigan.
Sicariato, cuántos son verdad y cuántos no, ahora se dice que es ajuste de cuentas. Pero no todo es sicariato ni ajuste de cuentas, no nos vengan con ese cuento. El país no tiene defensa. Los ciudadanos están sufriendo, ahora se maneja un vehículo y vas viendo a los costados, por el retrovisor, y diciendo cuándo me toca a mí, cuándo le toca a mi mujer, cuándo a los chicos… eso no puede ser.
¿Toda la inseguridad es responsabilidad de este Gobierno o nunca hubo políticas de Estado?
Todo Gobierno ha venido haciendo lo que ha podido. Pero por qué la inseguridad y la delincuencia se ha desbandado en este Gobierno. El señor Chauvín repartía certificados de buena conducta en frontera norte, quitaron la necesidad de un pasado judicial, han salido de las cárceles miles de delincuentes con el pretexto que no hay sentencia, y ahora dan pasos atrás. Esa es la culpa de la delincuencia, no los otros gobiernos, no los pecados y problemas de la sociedad. Pero decir que la delincuencia ha bajado, y que hay países peores no es la justificación.
¿Ayudarán las reformas?
La consulta no ayuda a nada. No se votó por preguntas, si no si le gustaba o no el Presidente al pueblo. Y el pueblo busca los beneficios, los bonos que con cualquier gobierno ya los tenía.