Los vecinos de los tradicionales barrios de La Tola y San Blas, en el Centro Histórico de Quito, han identificado que los delincuentes se movilizan en motocicletas para asaltar a los peatones y al interior de locales comerciales.
El último hecho que asustó a los moradores fue el atraco que se produjo al interior de un restaurante de La Tola, a las 18:38 del miércoles 9 de junio del 2021. Dos individuos ingresaron al local, asaltaron con arma de fuego a quienes se encontraban en el sitio y huyeron en dos motocicletas.
Este Diario entrevistó a la propietaria de ese local.
“Estábamos trabajando normalmente con mi esposo, un empleado y nos acompañaba un amigo. Charlábamos y sacamos nuestros teléfonos celulares para consultar en Internet sobre las guapalas, unas hojas que sirven para envolver el queso”, recordó.
Ella se levantó y observó que dos individuos se acercaron al local. Al preguntarles qué necesitaban, uno de ellos pasó sus manos cerca de la cara de la mujer y le pidió que le mostrara la caja en donde se guarda el dinero. “Yo sospecho que trató de drogarme con escopolamina, pero no lo consiguió”.
Asustada, ella comenzó a retroceder al interior del inmueble y observó que uno de esos hombres tenía un arma de fuego en la mano. Segundos después, los ladrones tomaron los teléfonos celulares que estaban sobre la mesa. “Uno de ellos apuntó a mi esposo y me quedé paralizada”.
Le quitaron la cartera en la que guardaba el dinero de las ganancias del restaurante. También le arrebataron el anillo que llevaba en la mano. Al final, los delincuentes escaparon a bordo de dos motocicletas que se fueron en contravía.
Juan Carlos Rojas es presidente de San Blas y La Tola. Contó que con los vecinos se unieron para formar brigadas de seguridad, pero a veces estas resultan insuficientes debido a la audacia de los ladrones que se movilizan por diferentes zonas. Dice que los delitos se producen a cualquier hora del día y algunos se han registrado en videos.
La gente ha identificado que las bandas delictivas operan en grupos para arrebatar las pertenencias a los transeúntes o tratar de ingresar a los locales. Además, el dirigente cuenta que las inmediaciones de la iglesia de San Blas se han convertido en zonas donde pernoctan habitantes de calle y delincuentes.
Hacen sus necesidades junto a las gradas de ingreso al templo religioso y todo el tiempo se perciben olores nauseabundos en el ambiente. Junto a las paredes colocan cartones que son utilizados para dormir por las noches.
También colocan plásticos y cartones sobre el césped del parque. “Consumen droga y licor sin registro sanitario”, acotó el directivo.