¿Qué significa amar a Quito más allá de proclamarlo, aprender su himno, celebrar en sus fiestas, jugar cuarenta, cantar el Chulla quiteño, participar en mingas y embanderar nuestras casas cuando se requiere?
¿Está el cariño y el respeto por la ciudad expresado en degustar su comida típica, recorrer sus calles, visitar sus iglesias o contemplar sus paisajes?
Quizás sí. Pero el apego a la tierra se plasma, también, a través de las vivencias sencillas y particulares que van formando una vida y que cuando se acerca el final de la existencia se convierten en recuerdos que se atesoran.
En este especial que publicamos por los 488 años de fundación española de la capital, presentamos los testimonios de seis personas que plasman su amor a Quito a partir de sus recuerdos, en unos casos, y de las cosas que hacen para mostrar la riqueza humana y cultural de la urbe, en otros.
Por las páginas desfilan personajes que hicieron de la frase amable y caballerosa reflejada en el piropo una seña de identidad de los quiteños a la hora de enamorar. Está también el capitalino que usa las modernas redes sociales para declarar su cariño a la ciudad. Y aquel que no se cansa de aprender y conoce cada día más de Quito y su gente.
César Santacruz
Christian Terán
Eduardo Flor
Christian Suasnavas
Luis Cola
Ángel Cevallos
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