Es lunes, 08:30, en plena hora pico en varios tramos de la Mariscal Sucre, en el occidente de la capital. Uno de esos puntos está en el cruce con la Fernández Salvador, a la altura de San Carlos. Pasar por ahí de norte a sur hasta llegar al Pinar toma incluso 30 minutos.
En las extensas filas a lo largo de esta importante arteria se contabilizaron 20 vehículos cuya placa termina en 0, 1, 2 y 3. En teoría, esos autos no deberían transitar por la medida Hoy no circula, pero lo hacen.
María Velásquez vive en El Condado y utiliza esta arteria a diario para dirigirse a su trabajo, en La Pradera. El lunes usa su auto y el martes, por su placa- va en el de su esposo, pero afirma que la congestión volvió a los tiempos de la prepandemia. “Cuando se endureció la restricción por la pandemia pasaba de largo, no me demoraba. Ahorita es imposible”.
Algo similar ocurre a la misma hora en esa arteria, pero al ingreso a los túneles. La congestión que se forma en ese lugar regresó con fuerza desde inicios de este año. En ocasiones hay agentes de tránsito, pero no detienen a los vehículos que por sus placas no deberían transitar.
Al otro lado de la urbe, en la Simón Bolívar, otro trancón se forma desde el intercambiador de Carapungo. A partir de allí, hasta casi la av. Las Palmeras (Zámbiza) la hilera de tres carriles avanza lentamente desde las 06:30 hasta casi las 09:00, de lunes a viernes.
La historia se repite en otros sectores y a diferentes horas, por lo que la percepción de usuarios de vehículos livianos y de transporte público es que hay más autos en las vías.
En la ciudad circulan más de 500 000 autos a diario; con el Hoy no circula, unos 125 000 deberían dejar de transitar, pues restringe la salida de cuatro números de placa al día (de lunes a viernes). Pero estos controles son escasos o nulos.
Así lo afirma Lucía Fierro, quien sube a diario desde el valle de Los Chillos hasta el centro-norte para ir a su oficina en La Floresta. Por más de dos ocasiones, asegura, olvidó que no podía sacar su auto por la placa pero ningún agente la retuvo en la 12 de Octubre, en la Velasco Ibarra o en la misma autopista General Rumiñahui.
Este Diario circuló el pasado viernes en un carro cuya placa no podía salir ese día. Y pese a no colocar en un lugar visible la identificación que permite circular como medio, ningún agente detuvo el auto durante un trayecto de casi 45 minutos por varias calles del norte.
Raúl Villacís, otro morador del norte, coincide en que la congestión se incrementó en los últimos meses y en tramos como el redondel de El Condado. “Antes había mejor colaboración de los conductores, al parecer se han dado cuenta de esa falta de control y hoy es casi una anarquía total”.
Patricia Novillo se suma a esa molestia. Ella vive en Carcelén y en las últimas semanas toma varias rutas alternas para dirigirse desde el centro-norte hasta su casa. Antes iba por la av. Galo Plaza Lasso, pero dice que en las noches prefiere las transversales. Aun así, se demora casi una hora; a finales de 2020 lo lograba en 30 minutos.
A mediados de agosto, el Municipio amplió la vigencia del plan Hoy no circula, de 07:00 a 19:00 por 50 días más. La medida vence mañana, por lo que este Diario solicitó una entrevista al Secretario Metropolitano de Movilidad sobre una posible nueva extensión, pero hasta el cierre de la edición no hubo respuesta.
La encargada de realizar el control de ese cumplimiento es la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT). Según la entidad, los controles se mantienen. De enero a septiembre se han revisado 7 182 vehículos, y se han emitido 2 309 citaciones por incumplimientos.
Para Carlos Páez, docente y exsecretario de Movilidad, mientras no se mejore el transporte público para que la gente pierda el miedo a ir en bus, serán necesarias medidas para reducir el número de autos en las calles. Sin embargo, asegura que para eso se requieren nuevos estudios.
En 2010, cuando se implementó la primera medida de restricción vehicular (pico y placa), recuerda Páez, se hicieron evaluaciones que respaldaron dicho mecanismo, dado el incremento de autos en la ciudad en ese entonces. Actualmente esas cifras deben ser analizadas, opina.
En esas evaluaciones coincide Roberto Custode, también experto en movilidad. Él afirma que la restricción no está sustentada en una ordenanza sino en un decreto de emergencia que requiere actualización. Además, cree que la saturación ocurre solo en determinados tramos.
A su criterio, una nueva restricción solo empujará a que los usuarios busquen más alternativas para movilizarse que seguirán copando las vías, como la compra de una moto.