Desde hace cuatro meses, en las 80 unidades que conforman la compañía Disutran S.A. se cobra el nuevo pasaje autorizado tras cumplir los parámetros de calidad que exigió el Municipio a todas las operadoras de transporte público de la ciudad.
Los directivos de esta operadora invirtieron más de USD 300 000 para cumplir con exigencias como dispositivos GPS, cámaras, afiliación de trabajadores y otros rubros. Pero dicen que las ganancias apenas alcanzan los USD 30 diarios.
Para Hernán Zambrano, representante de Disutran S.A., los escasos ingresos responden al incremento progresivo en el precio del diésel. En su caso, afirmó, cada bus requiere al menos de USD 50 para llenar el tanque y otros USD 35 para cancelar a los conductores y ayudantes. Pero al día reciben un poco más de USD 100.
El problema se agrava por el aforo reducido. Actualmente, todos los buses del Distrito pueden circular con la mitad de su capacidad y, en el caso de Disutran, muchos usuarios también optan por subirse a otras unidades que van por sus mismas rutas –como las del Corredor Sur Occidental– pero en donde aún mantienen el costo del pasaje a USD 0,25.
Una situación similar ocurre con los pasajeros de Victoria, cuyas unidades cobran el nuevo pasaje desde el 5 de julio. “Beneficios aún no se ven. Lo bueno sería que todas (las operadoras) ya cumplan con los indicadores”, cuenta su representante Luis Muzo.
Se refiere a que en una de sus dos rutas también compiten con otras operadoras que no cobran USD 0,35. Se trata de la Colón – Camal, y solo por la av. Colón, donde antes recogían la mayor cantidad de pasajeros, pasan otras dos operadoras.
Los 10 centavos que aumentaron a esa tarifa se van en el diésel, dice el dirigente. Por eso concuerda con sus colegas en que aún no existe una recuperación. En su caso se inyectaron USD 6 000 por bus para que las 65 unidades cumplan las exigencias del Cabildo.
El galón de diésel bordea USD 1,65. Y, según Muzo, los principales gastos a considerar, a más del combustible, son el cambio de aceite y de las llantas. Para ambos rubros se requieren entre USD 120 y 900 cada seis meses, de los USD 500 que perciben al mes.
“Al igual que la gasolina, todos los insumos subieron”, asevera Pablo Lima, gerente de la operadora Guadalajara. Esta compañía fue la primera en la urbe que recibió la autorización para incrementar el pasaje, y, aunque lleva más de cinco meses con un ingreso adicional, sigue en números rojos.
Sus directivos invirtieron USD 4 000 por cada uno de los 60 buses; y al mes reciben cerca de 680 por unidad. El problema es que cuando deben hacer mantenimiento, gastan hasta USD 900 en un solo mes. “Tenemos un déficit de USD 0,17 por km recorrido”, dijo Lima. Circunstancias que provocaron la salida de ocho conductores, por no ver ganancias.
Jorge Yánez, de la operadora Translatinos, ve en el aumento de aforo un leve alivio a la inversión necesaria para cumplir con los parámetros e indicadores de calidad. En sus 115 unidades se invirtieron más de USD 400 000 y al día reúnen no más de USD 100, de donde descuentan gastos en combustible y conductores. “El beneficio dependerá del tiempo en el que se reactive la ciudad, porque la gente no sale”, dice.
Entre las siete operadoras que ya pueden cobrar USD 0,35 por el pasaje suman 444 buses de los 3 082 que circulan en el Distrito. La última en recibir la autorización fue Termas Turis y restan 58 operadoras en recibir ese beneficio.
Para Cristóbal Buendía, del Observatorio de Movilidad, aún es temprano para considerar una ganancia sobre la inversión que hizo cada empresa para acceder a este beneficio, que a la larga es de cumplimiento obligatorio para todas. Esas retribuciones, agrega, se podrán ver al menos en un año.