¿Cómo se elabora la ceniza de la Cuaresma en Quito?

En el convento de La Merced se preparó un kilo de ceniza para hoy. En algunas iglesias se usa un molde hecho en corcho para la colocación del símbolo. Foto: Julio Estrella / El Comercio

Son 40 días para oración, ayuno, perdón y conversión, reza una bandera morada en la Sacristía de la Iglesia de La Merced. A pocos metros, una mesa se dispone para la preparación de la ceniza, con la que hoy los fieles católicos representan el inicio de la Cuaresma. Este templo, San Francisco y Santo Domingo son espacios donde se conserva la costumbre de elaborar el símbolo religioso, en el centro de Quito.
Ramos bendecidos en el 2018, hojas con los mensajes dominicales e incluso ornamentos litúrgicos antiguos se colocan para la elaboración de la ceniza. A un costado de la mesa, en un recipiente metálico, se enciende una llama fina. Una a una se introducen la ‘Luz del Domingo’, la vegetación seca y la indumentaria religiosa.
El profesor de teología, el sacerdote Roberto Fernández, hace un recuento del origen de la tradición: cuando los judíos querían expresar su arrepentimiento derramaban ceniza sobre la cabeza y, de ahí, los cristianos reciben este sentido penitencial con el que se inicia la Cuaresma. Son 40 días de acompañar a Cristo en su pasión, los 40 años que pasó el pueblo de Israel por el desierto, entre otras referencias. En Quito, esto empezó antes de que hubiera iglesias edificadas.
En La Merced, el padre Jorge Vizcaíno, superior del convento, muestra el proceso y fue, además, el autor del estandarte púrpura con el que los mercedarios, desde el altar mayor de la iglesia de la calle Chile, recuerdan las premisas de la Cuaresma.
Con un mes de anticipación empezaron los preparativos para el Miércoles de Ceniza, rumbo a la Semana Mayor, incluida la elaboración de un kilo del polvo.
La colocación de la señal de la Cruz se encomienda a seis sacerdotes mercedarios. Lo harán al pie de la Primera Vecina de Quito, a la Fundadora, como se conoce a la Virgen de La Merced.
El superior provincial de los Mercedarios, Eduardo Navas, recuerda que hay lineamientos definidos tanto para la elaboración de la ceniza como para el ritual, como que puede estar a cargo de un religioso y un ayudante. Durante la colocación, el sacerdote invita a recordar que “de polvo eres y al polvo volverás”.
En San Francisco, la receta está en manos de un sacristán, Paúl Rojano, quien lleva 10 años a cargo de la tarea. En la preparación se incluyen algunos ramos del año pasado con hojas de palmeras.
Rojano, bajo el resguardo de la imagen de San Juan, muestra los utensilios que utiliza, entre ellos un cedazo de cola de caballo, para que ninguna impureza pase y la ceniza sea fina. Le toma un día obtener los dos kilos que, cada año, requieren. Luego de la incineración, el material debe enfriarse.
El rector de la Unidad Educativa San Andrés, Arnulfo Saca, agrega que hay fieles que llegan a la iglesia para recibir la ceniza y a pedir la bendición para las imágenes del Niño Carnavalero.
Para la imposición de la Cruz se coloca una pequeña porción de agua y se utilizan unos moldes con la figura de la Cruz, hechos en corcho. En La Merced, el padre Navas lo hace con la mano.
La cantidad de la materia prima para el Miércoles de Ceniza se calcula en función del número de fieles. En palabras de Navas, no se podría definir la porción exacta que se utiliza por cada persona ni el número final de asistentes. La medida se basa en experiencias pasadas.
En La Merced, en la primera eucaristía (07:00), cada año reciben no menos de 200 personas. Durante el día no para de llegar gente y las filas no bajan de 60 fieles.
En San Francisco, entre los primeros en recibir la señal de la Cruz, están los estudiantes de la Unidad Educativa San Andrés. Reciben la ceniza que se elabora a unos metros de las aulas.
Los religiosos de Santo Domingo se abastecen hasta con cinco kilos de ceniza. La preparación está en manos del prior del convento, el padre Gonzalo Suárez, y dos ayudantes. La cantidad responde a que en Miércoles de Ceniza celebran siete misas seguidas y en cada una, generalmente, la capacidad de la iglesia (de unas 800 personas) se completa.
El sacerdote reafirma que la forma de elaborar la ceniza es estandarizada. Sin embargo, en el rito hay particularidades como la forma de colocarla a los asistentes.
En la iglesia de las calles Guayaquil y Rocafuerte, “cargan (la ceniza) con la mano” y esto hace que, a decir del religioso, el fiel se lleve una imagen con más ceniza. Cuenta que hay quienes dicen que la ceniza de Santo Domingo es más negra.
La Cruz, ya sea impuesta con la mano o como un molde hecho en corcho, se conoce como la expresión externa de los compromisos de los fieles católicos con la Cuaresma.
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