Los habitantes de Quito elegirán en febrero un alcalde y 21 concejales. La razón del número de ediles es que es el único cantón del país que tiene la categoría de Distrito Metropolitano. Sin embargo, la aplicación de lo que establece el Código de la Democracia implica mayor representatividad en la elección y un Concejo Metropolitano más difícil de manejar.
De hecho, es el cuerpo legislativo local más grande del país y que, al menos en el actual período, se convirtió en protagonista de conflictos políticos.
El Código de la Democracia establece que los concejos de los distritos metropolitanos se conforman de 21 ediles si sobrepasan los 2 millones de habitantes. Y el Consejo Nacional Electoral (CNE) reconoce esa categoría solamente a la capital de la República.
Por esos factores, en la capital se vota por cinco concejales en cada circunscripción (norte, centro y sur). Las parroquias rurales eligen a seis representantes.
En Guayaquil, una ciudad con similar en número de habitantes, se escogen solamente 15 ediles. También cuenta con cuatro circunscripciones, pero no ha dado el paso hacia su constitución como distrito metropolitano.
Diego Cevallos, de la organización Gobernanza Ec, y el analista electoral Esteban Ron coinciden en que más ediles no significan, necesariamente, mejor calidad en la representación. Mientras que las actuales división en circunscripciones y la cantidad asignada para nombrar representantes sí abonan a la posibilidad de que, por ejemplo, el sur no se vea afectado porque se eligen solo postulantes del norte de un cantón.
La representatividad
Quito, de acuerdo con el padrón electoral, tiene 2,2 millones de electores. En esa cifra no se contabiliza a los menores de 16 años, por ejemplo. Esto quiere decir que es una ciudad en la que su gobierno local, según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), debe atender las necesidades de al menos 2,7 millones de personas.
Ron dice que con la división en circunscripciones se logran dos cosas. La primera es que se crea cercanía con el elector. La segunda tiene que ver con la sensación de que el elector se considere representado.
Para el experto, más ediles y más comisiones al interior del Concejo significan que se puede atender a más gente. En la capital, el cuerpo edilicio se conformó por primera vez con 21 concejales en el 2014. En mayo de ese mismo año se creó el mismo número de comisiones para que cada edil presida una.
Hay de todo. Desde las mesas más disputadas como Uso de Suelo, Movilidad y Presupuesto hasta las que no tienen una función decisiva como las de Turismo y Fiestas, Conectividad y Deportes.
Además, el Código Municipal establece que en los directorios de la empresas metropolitanas participen ediles. Y en este periodo han sido decisivas las participaciones en la que maneja el Metro, en donde se escogieron gerentes y se echaron abajo dos modelos de operación.
Aunque Guayaquil tiene similar población a Quito, solo elige 15 ediles porque no es distrito metropolitano. Foto: Archivo / EL COMERCIOUn concejo atomizado
En el actual período, el cuerpo edilicio capitalino se conformó con cinco fuerzas políticas: Unión Ecuatoriana (movimiento con el que ganó la Alcaldía Jorge Yunda), Compromiso Social (correísmo), Izquierda Democrática-Vive, Concertación y Creo.
Yunda solamente contaba con tres ediles de su tienda política. Al final de su gestión, con el inicio del proceso de remoción, dos de ellos, incluido el ahora alcalde Santiago Guarderas, le quitaron el apoyo. Por momentos fue sostenido por el correísmo; al final, 14 voluntades decidieron su salida.
Este hecho es un ejemplo de lo problemático que resulta manejar un cuerpo colegiado en el que hay representantes que responden a diferentes organizaciones políticas. Según Ron, lo que pasó en ese caso evidenció la dispersión ideológica al interior del Concejo.
Esa dispersión, según la docente universitaria Dayana León, será mayor tras las elecciones del 2023, pues por primera vez se asignarán escaños seccionales con el método de Webster. Esto, según la experta, favorecerá a las organizaciones políticas minoritarias.
Por eso advierte que el futuro alcalde o alcaldesa requerirá de una fuerte figura de liderazgo. Añade que en las decisiones sensibles y sobre todo en lo que tenga que ver con lo político, esa figura tendrá que aglutinar a las diferentes tendencias.
Sin estatuto autonómico
El Código de Ordenamiento Territorial (Cootad) establece que los distritos metropolitanos deben tener un estatuto autonómico. Quito no lo tiene aún, pero una disposición reconoce la distritalidad capitalina aun sin él. Sin embargo, también manda que la capital debe elaborarlo y aprobarlo.