21 de enero del 2000. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), considerada entonces el movimiento social más poderoso del país, marcaba el abrupto desenlace del gobierno de Jamil Mahuad. De la mano de un grupo de coroneles y militares de menor rango, liderados por Lucio Gutiérrez, derrocaron al Presidente, superado por la peor crisis económica y social que para entonces vivía la nación. Mañana se cumplen 14 años de aquel levantamiento popular. Sin embargo, la Conaie de hoy se parece muy poco a la de aquel momento: con una capacidad de movilización visiblemente reducida (su debilitamiento comenzó en el 2004) y con la prioridad para sus dirigentes de mantener la unidad de una organización que, por ejemplo, trastabilla al momento de definir una postura política frente al actual Régimen.
Las miradas de las bases indígenas, de los dirigentes de las organizaciones fraternas como Pachakutik y del propio Gobierno, se dirigen hacia la gestión de Humberto Cholango, quien no se ha cerrado en su intento por lograr un acercamiento político con el presidente Rafael Correa, a pesar de que varias voces del movimiento indígena consideran que la persecución desde el Gobierno ha sido incesante.
El propio Cholango ha visto de cerca esta realidad. Hace dos semanas, cuestionó que la Fiscalía haya abierto una indagación en su contra, así como de otros dirigentes de la Conaie, por pedido del Secretario de Hidrocarburos, Gustavo Donoso. Se los acusa del delito de amenaza por las protestas que se registraron en noviembre pasado a propósito de la XI Ronda Petrolera.
Sin embargo, el titular de la Conaie, que en mayo cumplirá dos años de gestión, no considera que este episodio deba dar un giro a la postura que él tiene frente al Gobierno. Es decir, la búsqueda de un diálogo permanente. Es allí donde su visión de la política choca con la de otros dirigentes como Fanny Campos, directora de Pachakutik; Carlos Pérez Guartambel, titular de la Ecuarunari o Salvador Quishpe, prefecto de Zamora Chinchipe. Ellos y otros líderes del movimiento indígena comentan públicamente y en privado, la ambigüedad de Cholango.
Lo cierto es que el titular de la Conaie muestra su preocupación por lo que llama la “judicialización de la protesta social”. “Yo tuve problemas con Gutiérrez; me llevaron a la cárcel. Con Alfredo Palacio lo mismo; hubo amenazas… pero nunca una indagación ni nada, en toda mi trayectoria”. Pero a su hora de evaluar al Gobierno en su conjunto, esta actitud es apenas una parte de un gran todo sobre el cual Cholango pide no abstraerse. “Hemos dicho al país que el Gobierno actual ha recuperado los recursos naturales, que sacó a la Base de Manta, que dictó una nueva Constitución o que se ha enfrentado a la Chevron-Texaco; pero también hay problemas como judicializar a los dirigentes indígenas o que no ha avanzado en la aprobación de leyes importantes para reactivar el sector productivo”.
Es por esta posición que Cholango es considerado como un ‘no radical’, pues muchas de sus acciones han dejado con la boca abierta a varios de sus compañeros de lucha. En diciembre pasado, cuando el onegeísmo cuestionaba la aplicación del Decreto 16, que sacó de juego a la Fundación Pachamama por haber protestado -al igual que la Conaie- por la XI Ronda Petrolera, Cholango saludó que la Usaid dejara el Ecuador.
De igual forma, no tuvo problemas en respaldar la aprobación de la Ley de Comunicación patrocinada por el Gobierno, porque esta iba a repartir, en un tercio, las frecuencias del espectro radioeléctrico a favor de los grupos indígenas. Finalmente, están las críticas que surgieron dentro de la propia Conaie y también de Pachakutik, cuando Cholango aprovechó la visita del presidente boliviano Evo Morales para asistir a la recepción que en su honor hizo el presidente Correa. Tras las fotos que circularon de ese almuerzo ameno, Cholango reconoció su intención de entablar un diálogo con el Gobierno.
Más allá de que haya un eventual diálogo entre la Conaie y el Gobierno, la preocupación que surge en la dirigencia indígena es hasta qué punto la posición de Cholango es una posición orgánica o simplemente personal. Para Campos, que Pachakutik sea el brazo político de la Conaie “no ha significado un enlace o un nivel de entendimiento”. Explica que las actuaciones de Cholango han sido personales “mas no con las bases que sí responden al proyecto político de Pachakutik. Por ejemplo, durante la rueda de prensa del pasado jueves, cuando Pachakutik expresó so apoyo a Cléver Jiménez, Cholango no estuvo presente.
En mayo de este año serán las elecciones de la Conaie y será ahí cuando se conocerá si Cholango cuenta o no con el apoyo de Pachakutik y de las tres filiales de la Conaie. Campos advierte que en el caso del partido, serán las bases las que evaluarán el desempeño de Cholango y decidirán si lo apoyan o no para la reelección.
Jorge Pérez ratificó que por ahora la Ecuarunari no ha decidido si lo apoyarán. Precisó que después del Equinoccio del 21 de marzo convocarán a un Consejo de Gobierno Ampliado y ahí definirán a qué candidato apoyan. Adelanta que su respaldo será para una candidata y así renovar la cúpula con una presencia femenina.
Cholango aseguró que su reelección dependerá del Consejo de Gobierno y adelanta que su postura no será radical, sino más bien de consenso.
En mayo, Humberto Cholango cumplirá dos años como presidente de la Conaie. Sus acercamientos al Régimen son cuestionados por otros dirigentes indígenas. Pachakutik aún no decide si lo apoyará en una eventual reelección y la Ecuarunari apostará por una mujer.