Desde hace un año, una empresa envía centenares de ranas de cinco especies distintas, hacia mercados como Alemania, Holanda, Canadá, Reino Unido, Japón y EE.UU. El objetivo principal, por ahora, de las ocho personas que trabajan en el centro de operaciones de la firma, es evitar que se extinga.
Para lograr que esta y otras 150 especies nativas no desaparezcan para siempre, se creó la firma Wikiri, a finales del 2010, nombre elegido en honor al canto de una rana del oriente del país. Según su gerenta, María Dolores Guarderas, es el brazo financiero del Centro Jambatu de Investigación y Conservación de Anfibios de la Fundación Otonga.
El envío es cuidado al máximo. Cada rana va en un contenedor especial, envuelto con papel absorbente para conservar la humedad. 60 de estos contenedores se colocan en un ‘cooler’ de espumaflex. Y luego se lo sella en una caja de cartón, con los sellos y permisos respectivos. En el avión, van en el área para las mascotas.
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