Al estilo del ex presidente ecuatoriano Jamil Mahuad, que aumentó el precio del gas en 1998, pero luego de las protestas sociales tuvo que poner reversa a la medida, el presidente de Bolivia, Evo Morales, repitió el libreto el viernes pasado.
Cinco días antes, el Gobierno boliviano decretó el aumento de precios de la gasolina y del diésel hasta en un 83% porque el subsidio que rige en ese país se estaba escapando vía contrabando hacia los vecinos y le costaba al Fisco USD 150 millones anuales.
Ahora, la reversión del aumento de precios deja intacto el problema, lo cual significa que los contrabandistas seguirán ganando con el subsidio.
Bolivia quería corregir las distorsiones aprovechando que su economía pasa por un período de crecimiento, pues hacerlo en épocas de crisis ocasiona más perjuicios.
En Venezuela, en cambio, el ajuste de Año Nuevo comenzó a regir en una economía en recesión y con alta inflación.
Desde ayer se estableció en Venezuela un nuevo tipo de cambio (devaluación del 65%) para importar alimentos y medicinas, lo cual significa que los precios de esos productos serán más altos. Eso sucede en un país que cerró el 2010 con 27% de inflación y -1,9% de crecimiento económico.
Mantener el tipo de cambio por debajo de su valor real fue demasiado costoso, incluso para la mayor economía petrolera de la región.
Los errores en economía pasan la factura tarde o temprano. En Cuba llegó tarde, pero se empezó a eliminar los USD 1 000 millones en subsidios a bienes básicos, lo cual hacía insostenible su economía.