Un líder que busca un cambio social significativo y profundo. Esa es la definición de un emprendedor social, según los expertos consultados, por el Semanario Líderes. Ese es el tema principal de la edición que circula hoy.
El emprendedor social utiliza sus competencias, habilidades, conocimiento y destrezas, para que otras personas lleven adelante sus iniciativas. Así lo explica Gary Flor, director ejecutivo de la Corporación Ecuatoriana de Formación Profesional Compartida. “El emprendedor social busca el beneficio de todo un grupo”.
En Ecuador, el tema de emprendimiento social es un concepto que se está descubriendo.
Pero existen ejemplos como el de Ximena Costales, quien desde hace 20 años trabaja con personas privadas de libertad, o el de Amparo de Páez, directora de la Fundación Fudis.
También está el Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio que desde hace más de cuatro décadas trabaja con comunas, cooperativas, redes y consorcios, beneficiando a más de 130 000 familias, o la Asociación Chuya Mikuna (Cañar) que produce y comercializa productos agroecológicos.
Los ejemplos mencionados dejan ver que el campo de acción de un emprendimiento social es amplio. Puede ir desde la parte ambiental, el tema de salud o el agrícola, la educación, las finanzas de una comunidad, el sector público o privado…
Por eso, Ximena Costales señala que la esencia del emprendedor social es la resolución de conflictos. “La diferencia con un emprendimiento económico -añade Costales- está en el tipo de rentabilidad. En un trabajo social se obtiene rentabilidad psicológica, ambiental, emocional”.
El tema surgió a escala global hace por lo menos 30 años, según Flor. La madre Teresa de Calcuta o Muhammad Yunus, el ‘banquero de los pobres’, son dos ejemplos de emprendedores sociales que cita Flor. En el Ecuador, el concepto no se lo conoce en detalle, pero tiene su espacio.