En Ecuador existe una maraña de contratos laborales. En total hay 42. Pero esa gran cantidad de figuras no ha sido suficiente para generar más empleo formal.
Solo en los dos últimos años se han creado más de 10 modalidades: para la floricultura, la ganadería, de obra para la construcción. El fin de esa política fue promover el empleo.
A pesar de eso, en el país solo tres de cada 10 personas en edad de trabajar tienen un empleo adecuado. Las figuras tampoco fueron un bálsamo en la pandemia.
Según el Ministerio de Trabajo (MDT), hasta el 13 de octubre pasado se registraron 626 043 nuevos contratos con 42 figuras. El indefinido es el más usado (ver gráfico).
El desconocimiento de cómo aplicarlos es la mayor traba y, frente a ello, la experta laboral Vanessa Velásquez propone mayor difusión.
Cristóbal Buendía, procurador de la Federación de Trabajadores Públicos y Privados, dice que el MDT debería crear una especie de manual para que haya mejor soporte y asesoría. Además, sostiene que la enorme cantidad de contratos existente rompe el mito de que no existe flexibilidad.
Henry Yandún, vocero de Constructores Positivos, en cambio, señala que los sistemas de contratación son muy complejos y costosos, pues algunas modalidades tienen un recargo del 35% en el pago del salario. “Si un maestro busca ayudantes para realizar un trabajo, es muy difícil que defina qué contrato usar porque hay demasiados”.
Daniel Elmir, director de Elmir Grupo Inmobiliario, cree que falta flexibilidad como la generada con el contrato de obra en 2019, que fue bueno para el sector. “A veces tenemos trabajo y a veces no. Tener una nómina fija es difícil”.
Con el contrato de obra, el trabajador está por el tiempo que dure la construcción sin costos de liquidación, es afiliado y recontratado si hay nuevas edificaciones, dice Elmir.
Aun así, 60% del empleo que genera el sector es informal, asegura Yandún. Por eso, apoya la reforma laboral.
El Ejecutivo prevé enviar ese proyecto por la vía urgente, e incluye crear un nuevo contrato para los que no tienen empleo, de hasta cuatro años y bajos costos por desvinculación.
Patricio Donoso, ministro de Trabajo, reconoció que fue un error poner en el proyecto original que el trabajador pague una multa a la empresa en caso de visto bueno por causas subjetivas, lo cual ha sido eliminado. Y anticipó que se ampliará hasta 16 meses la licencia por lactancia; en lugar de 12 meses.
Testimonios
‘Todos los años me renuevan el contrato’
Segundo Morocho, deshojador
“Trabajo de martes a domingo, desde las 07:00 hasta las 13:00. Soy deshojador de banano en una finca en Pasaje. Desde hace tres años tengo contrato bananero y todos los años me llaman a firmar en diciembre para renovarlo. Al principio, en 2014, me contrataban solo por tres o cuatro meses para ir a fertilizar, pero luego me quedaba sin trabajo. Yo pregunté si me podían afiliar para tener algo seguro y me contrataron, pero recién en 2018. Me pagan el básico y tengo todos los beneficios de ley. No sé muy bien cómo es todo eso de lo laboral, pero me cumplen, me pagan semanal y solo trabajo seis horas en el día. Como salgo temprano, tengo otro trabajito de guardia, el fijo es el de la finca. Ahora ya llega diciembre y espero que me renueven el contrato porque esto me da para darles de comer a mis hijos”.
‘Trabajo desde octubre hasta enero’
Carla Díaz, ingeniera en Sistemas
“Estoy trabajando para una empresa de publicidad con contrato por temporada, ya es la cuarta vez que brindo mis servicios así. El período siempre es el mismo, desde octubre hasta enero, después del Día de Reyes. Mi oficio es estar pendiente de que las computadoras de la empresa no colapsen por todo el trabajo que se tiene en noviembre y diciembre por las fiestas. Me pagan USD 1 400 por los tres meses, o sea unos USD 480 mensuales. Este no es mi trabajo fijo, tengo un empleo a medio tiempo en una empresa que da servicios de Internet. Estos contratos de temporada los tengo en varios meses. Me dan la oportunidad de tener ingresos adicionales al sueldo fijo. El aporte al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) yo lo pago de forma voluntaria, así que no me importa mucho si me afilian”.
‘Tener un contrato formal es una ventaja’
Wilson Guaján, obrero
“Trabajo en construcción desde los 12 años. Nunca había tenido contrato ni había estado afiliado al IESS. Recién hace unos dos años y nueve meses que tengo contratos formales por obra, donde me afilian y me dan implementos de protección. El primer contrato que tuve fue para ayudar a construir un edificio en Quito. Luego vino otra obra y ahora estoy ya por mi tercer contrato. Antes, un maestro me daba trabajitos, me pagaba al día o a la semana unos USD 140. En esa época, me tocaba tomar cualquier chaucha. Era complicado, mi familia tampoco estaba cubierta. Tener un contrato formal y estar afiliado ha sido una ventaja, mi hijo se rompió el brazo hace un par de meses y le atendieron en un hospital del Seguro. Si no hubiera estado asegurado me habría tocado pagar USD 1 000, que no tengo”.