Las puertas de ingreso del Cementerio Patrimonial de Guayaquil lucieron con decenas de vendedores informales, que estrecharon el paso a los visitantes.
Los transeúntes se tomaron tres carriles de la avenida Pedro Menendez, por lo que la vía fue cerrada a la circulación vehicular en el sentido oeste-este este martes 2 de noviembre por el Día de los Difuntos.
A pesar de que este año no existieron restricciones de aforo, la afluencia y circulación en los bloques y en los pasillos del camposanto fue holgada, menor a la de los tiempos previos a la pandemia.
Las autoridades extendieron el horario de atención hasta las 18:30 en el camposanto del centro, el más grande de la ciudad, y recomendaron a las familias adelantar las visitas a las tumbas de sus seres queridos.
María Pérez Chilán se quedó sin aire al subir las escaleras, en los bloques sobre el cerro del Carmen. Tenía que visitar las tumbas de tres familiares, dos hermanas y su padre. Y tuvo que contratar a un joven con una escalera para dejarle flores a su padre, Ciro Pérez (fallecido hace tres años), en un nicho a cuatro metros de altura.
Gerson Rodrigez, de 23 años, quien ofreció su escalera para limpiar las tumbas y colocar flores en los nichos más altos, dijo que el flujo de personas ha sido menor al del 2 de noviembre de los años 2018 o 2019, en los que también prestó sus servicios en el lugar.
En 2020 el Cementerio más grande de la ciudad fue cerrado por la transmisión activa del covid-19. “Es menos de la mitad de la afluencia habitual por estas fechas, un 40%, en otros años no se podía ni caminar con la escalera”, dijo Rodrigez, quien cobra entre USD 0.50 y USD 1 dólar por subir flores y limpiar las lápidas con una brocha.