El sol de la mañana pinta de un dorado intenso los cultivos de cebada en la comunidad Laurel de Gompuene, de la parroquia Flores, en el cantón Riobamba (Chimborazo). Es abril y el grano ya está maduro. Las espigas sobrepasan los 70 cm de altura y en la parcela de Rosa Morocho creció en abundancia, por lo que se apresta a la cosecha.
En octubre del año pasado preparó el terreno con abono de ganado, que mezcló con ayuda de un tractor. En noviembre, cuando se iniciaron las lluvias, ella y su esposo José sembraron un quintal de semilla certificada que les entregó la Cervecería Nacional con su programa: ‘Siembra por contrato’, del cual es parte desde 2021; este tiene el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).
En el sector no hay riego, solo esperan las lluvias para no perder el cultivo. La mujer de 40 años está alegre, porque en este 2022 las precipitaciones fueron intensas; con ello más el apoyo técnico, la fertilización y la colocación de la urea consiguió tener un cultivo sano y un grano grueso.
Morocho todavía no suscribe su contrato con la empresa guayaquileña, pero dice que la compra del cereal está asegurada. Por cada quintal de 100 libras de cebada de buena calidad recibirá un pago de USD 22.
No tendrá que salir a vender en el mercado y tratar con los intermediarios, que antes le pagaban entre USD 14 y 15 el saco de 140 libras. “Acá, por 100 libras recibiré este monto (USD 22), que es bueno porque mejorará nuestra economía, cubrirá parte de los gastos de mi casa y de la educación de mis hijos. Este programa es de buena ayuda para los pobres”.
Calcula que cosecharán al menos 25 quintales de cebada, con la ayuda de la máquina trilladora. “Espero que no llueva para cosechar, la cebada debe estar seca y madura antes de cortar”.
La iniciativa
El proyecto de la Industria Cervecería Nacional comenzó hace año y medio, con la producción de 12 000 hectáreas de cebada, maíz y arroz en 10 provincias del Ecuador bajo contrato. Lograron una producción de 20 000 toneladas métricas y beneficiaron a 1 065 agricultores, a quienes entregaron asesoramiento técnico, fertilizantes y semillas para
que sembraran.
José Luis González, presidente de la Cervecería Nacional, cuenta que desde 2009 la empresa impulsa el crecimiento del agro a través de programas de desarrollo y agricultura sostenible. En sus primeros años se enfocó en cultivos de cebada forrajera en Cotopaxi, Chimborazo y Pichincha. En 13 años lograron contar con 7 135 agricultores.
En 2019, el proyecto alcanzó otro giro para incentivar la producción de cebada maltera, con la idea de usarla en la elaboración de una nueva marca de bebida con ingredientes sembrados por los agricultores del país. En julio de 2020, en plena pandemia, pusieron en el mercado ‘Nuestra siembra’; con las ventas se financia el programa de siembra por contrato. “Eso garantizará al agricultor comprarle su producto en USD 22 el quintal, que se mide por la cantidad de humedad y la pureza del grano”.
La idea de la firma ecuatoriana es que hasta 2025 se inviertan USD 12 millones con la compra directa a 2 000 agricultores de Guayas, Los Ríos, Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Chimborazo y Azuay, en donde cultivan arroz, maíz y cebada. En la actualidad tienen 15 000 hectáreas sembradas bajo esta modalidad, en ocho provincias del país.
Siembra en Guamote
En la comunidad Yacupamba, del cantón Guamote (Chimborazo), cinco familias son parte de esta iniciativa. En el sector florecen al menos 16 hectáreas de este cereal. Pedro Tenesaca es productor y dirigente del poblado, de 500 familias. Cuenta que en el sector no hay energía eléctrica.
Dice que la producción de la cebada sin duda mejorará la economía de la zona, dedicada a la agricultura y ganadería. “La gente en la comunidad aún no cree en los beneficios, son incrédulos hasta que ven que hay los resultados”.
El hombre de 45 años sembró dos hectáreas del grano, espera obtener una importante producción y lograr un buen ingreso. Espera producir unos 60 quintales por cada hectárea sembrada.
Recuerda que años atrás la gente sembraba cebada y cuando salía al mercado el intermediario ganaba más que el productor, por eso dejó de hacerlo.
Pablo Galarza, en cambio, con ayuda de su familia sembró 3 hectáreas de cebada. Antes sembraba papas, habas, mellocos y se dedicaba a la ganadería con la producción lechera. “Me llamó la atención la propuesta y decidí ser parte del programa, tras firmar un contrato por cinco años para sembrar cebada y entregarla a la cervecera, eso me garantizará tener un ingreso seguro”.