Rostros, voces y gritos por las que ya no están recorrieron calles de Ecuador

Marcha feminista organizada este 1 de octubre tuvo enfrentamientos con la policía. Foto: Carlos Noriega / EL COMERCIO

Por María Belén Bernal nadie se cansa, como nadie se cansa de pedir justicia por todas las víctimas de femicidio en el Ecuador. Así lo demostraron mujeres y disidencias, este sábado 1 de octubre del 2022. Madres, abuelas, hermanas, amigas, tías y familiares de las víctimas de femicidio protagonizaron marchas en las 24 provincias del país para pedir un alto a la violencia machista

En Quito, las mujeres partieron desde el parque El Arbolito, en el centro norte de la capital. Al mediodía gritaban en el exterior de la Fiscalía General del Estado para exigir diligencia en las investigaciones por femicidio y celeridad en los casos que continúan impunes.  

Con el femicidio de María Belén, y con el de otras 206 víctimas en lo que va de este 2022, quedó demostrado que la letra de la Canción sin Miedo mexicana no es ajena a la realidad ecuatoriana. Por eso, mujeres y transfemeninas la entonaron a viva voz durante la protesta. “A cada minuto de cada semana nos roban amigas, nos matan hermanas. Destrozan sus cuerpos, los desaparecen. No olvide sus nombres, por favor, señor Presidente”. 

Más de 70 colectivos y organizaciones feministas y sociales fueron parte de la convocatoria nacional. Respaldar a Elizabeth Otavalo, madre de María Belén Bernal, fue uno de los objetivos de la marcha, dijo Magaly Trejo, presidenta Asociación Mayoritaria Afrodescendiente del Ecuador. 

Foto: Carlos Noriega / EL COMERCIO

Sobrevivientes levantaron su voz 

Como Magaly, a lo largo de la avenida Amazonas, en Quito, caminaron también sobrevivientes de violencia de género. Una de ellas tenía dos boletas de auxilio y pide protección para su vida. “No sabemos cuándo nos puede llegar (la muerte) a nosotras también”. 

La violencia también tocó a Ximena Sánchez, coordinadora de la organización Nueva Esperanza. Durante la marcha llevaba un pañuelo de color violeta en su cuello. “Estamos cansadas. Siento miedo por nuestras hijas y hermanas”, dijo la mujer, que tiene una hermana desaparecida desde hace 20 años. 

Pese a eso, su lucha no es solo por las suyas, dijo, sino por todas las niñas y mujeres. Lo mismo manifestaron las participantes a través de su canto. “Por todas las compas marchando en Ambato. Por todas las guambras peleando en Ibarra. Por todas las ‘warmis’ luchando por Quito. Por todas las madres buscando en el Guayas”. 

Foto: Carlos Noriega / EL COMERCIO

Aunque los gritos eran por María Belén, Valentina, Cristina, Juliana, Valeria, Jéssica y por todas las que ya no están, las sobrevivientes como Janeisi Carranza también gritaron por ellas mismas, para que la violencia no las vuelva a tocar. Caminando junto a su amiga, la universitaria de 27 años contó que tuvo una relación violenta

“Al principio yo creí que era normal. Mi expareja me pegaba siempre, pero decidí terminar cuando un día me quiso matar con un arma blanca”. En el feminismo, dice Janeisi, encontró el apoyo que necesitaba para reconocer la violencia que estaba viviendo. Pero no es suficiente, señala. Le indigna la situación de las mujeres en Ecuador. “Nos agreden, nos violan y las cosas quedan ahí”. 

“Yo fui víctima de maltrato y estuve a un paso de la muerte”, contó Carolina. Por eso salió a protestar junto a sus hijas. Quieren que no haya más afectadas por la violencia como la que vivió la madre de familia ni mucho menos de femicidio

A Guadalupe Viteri también la mueve e inspira su hija. Por eso salieron juntas a la movilización de Quito. Agitando su pañuelo violeta, la madre contó que a su hija la agredieron física y psicológicamente. Además, ella misma fue víctima del machismo durante muchos años, relató. “Las mujeres necesitamos levantar la voz y decir lo que sentimos. Ahora entiendo que nos merecemos lo mejor y tenemos que luchar por lo que creemos”. 

Exigen conformación de mesas técnicas 

La Comandancia General de la Policía fue el punto de llegada de las manifestantes en Quito. Ahí se pidió justicia por María Belén y por todas las víctimas. También se solicitó cuentas sobre el paradero de Germán C., teniente de esa institución que se encuentra prófugo. El agente es el principal sospechoso del femicidio de la abogada en la Escuela Superior de Policía. 

Foto: Carlos Noriega / EL COMERCIO

Las mujeres permanecerán en vigilia y movilización permanente, recordó Sinchi Gómez, representante del colectivo Trenzando Feminismos. Exigen la conformación de mesas técnicas en las que participen las organizaciones feministas, representantes de las víctimas y sobrevivientes.  

Todo eso es necesario para que -como dijo Ruth Montenegro, madre de Valentina Cosíos- las vidas de las niñas, las mujeres y las transfemeninas no sigan cayendo una a una como los pétalos de rosas que quedaron sobre la calzada de la avenida Amazonas. Los pétalos rodearon un mensaje que se pintó en esa vía de la capital: “Vivas nos queremos”.


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