Familiares de pacientes que se realizan diálisis en clínicas de Santo Domingo de los Tsáchilas se mantienen en vigilia ante la falta de pago a los centros privados que se han declarado limitados para continuar con el servicio.
A esto se suma la escasez de medicinas e insumos para costear las sesiones diarias.
Los propietarios de estas casas de salud dicen que no han recibido pagos desde hace 13 meses, pese a que la facturación ha sido tramitada de forma continua ante el Ministerio de Finanzas.
Los sanatorios particulares reciben por derivaciones del sistema de salud público a los enfermos que tienen problemas renales desde hace ocho años atrás. Se lo hizo en el marco de un convenio ante la falta de ese servicio en la red pública hospitalaria.
Las clínicas con servicios de diálisis sienten la crisis desde el 2019. Pero el problema se agudizó desde abril del 2020 cuando ya registraban una deuda pendiente en el caso de las clínicas Torre Médica San Andrés y Renal Center, por USD 5 y 2 millones, respectivamente.
El reciente reclamo lo dieron a conocer durante la visita que realizó el vicepresidente de la República, Alfredo Borrero, a la provincia Tsáchila, el martes 7 de septiembre de 2021.
Los parientes de las personas que se hacen este tratamiento llegaron a los exteriores del hospital Gustavo Domínguez, hasta donde acudió el segundo mandatario. En una de las puertas de acceso, los protestantes exhibieron carteles donde exigían que se cumplieran con los compromisos pendientes.
Entre las consignas escritas en carteles de cartón se leyeron las siguientes: “señor Presidente no tenemos medicamentos ni insumos para dializar a los pacientes de Santo Domingo, “exigimos el pago de 13 meses a las clínicas dializadoras de Santo Domingo por parte de los ministerios de Salud y Finanzas”, “personal de salud y proveedores impagos por falta de atención del Ministerio de Salud”. “señor Presidente debe velar por los derechos de los pacientes en diálisis”.
La nefróloga, Verónica Villalba, estuvo en la manifestación. Ella trabaja en uno de los centros de atención y dijo que existe preocupación entre los enfermos porque creen que el servicio podría finalizarse ante estos inconvenientes. “La diálisis es vida, sin su terapia ellos se expondrían a la muerte”.
El médico Gustavo Salvador, propietario de este la clínica Renal Center, explicó que un paciente se vuelve dependiente de este procedimiento, que se hace tres veces por semana, ya que sus riñones dejan de funcionar.
A su centro médico llegan por derivaciones mensuales alrededor de 25 personas y cada año se cierra con un total de 300. “Es un tratamiento costoso, los insumos debemos importarlos y necesitamos siempre personal especializado que debe estar afiliado y con todos sus haberes al día”.
Borrero les prometió que ayudará a solventar estos problemas de liquidez en lo posible.