Augusto Calazacón es el custodio del saber cultural y medicina tsáchila

Augusto Calazacón fundó el Museo Etnográfico Tsáchila hace 26 años, para mostrar las costumbres nativas. Foto: María Victoria Espinosa / EL COMERCIO

El chamán, Augusto Calazacón, se ha dedicado a estudiar las plantas medicinales de la Nacionalidad Tsáchila, desde hace 55 años.

En los bosques de su comuna Chigüilpe, en Santo Domingo, ha encontrado 373 plantas con propiedades curativas. Y ha viajado a la Costa y a la Sierra para conocer otro tipo de vegetación y reunirse con los curanderos y chamanes para intercambiar sus conocimientos.

En total, ha investigado 1 113 plantas ecuatorianas. La última fue la del achiote, que es sagrada para la etnia. Viajó en el 2018, junto al investigador David Terero, a República Dominicana, donde hicieron pruebas y descubrieron que tiene propiedades antivirales, vitaminas y que al combinarlas con otras semillas y raíces puede aliviar los síntomas de ovarios poliquísticos.

Manuel Calazacón, hermano de Augusto, cuenta que en esta pandemia el chamán ha preparado varios remedios naturales contra el estrés del confinamiento y para levantar las defensas del sistema inmune de sus pacientes.

“Mi hermano tiene la teoría de que muchas enfermedades provienen del estado de ánimo de las personas”, señala.

Augusto practica lo que predica. Casi siempre está sonriendo, comenta su hijo Alexander. Él aprende de su padre los conocimientos medicinales. Desde que tenía 6 años caminaba con su progenitor por el bosque tsáchila.

En esos recorridos, Augusto le contaba cómo se preparó para ser chamán.

Su padre, Liborio Calazacón, y su madre, María Aguavil, lo hacían memorizar las propiedades de las plantas desde que tenía 3 años. A los 7 ya calentaba las piedras volcánicas en un hoyo bajo la tierra, para hacer los baños de cajón.

A los 11 veía a su padre hacer ceremonias, y desde entonces empezó a participar en ellas; primero fue como ayudante y luego las dirigió. Tenía 20 años.

Tras la muerte de su padre, Liborio, asumió el liderazgo de los chamanes de Chigüilpe.

Manuel Calazacón afirma que su hermano tiene el título de poné o verdadero chamán. Es decir, está alejado del esoterismo y solo trabaja con plantas medicinales y las energías que le proporciona la naturaleza. “Hay falsos chamanes que deshonran nuestra cosmovisión, que es servir al enfermo”.

Nancy Calazacón, vecina de Augusto, afirma que el chamán ha curado gratuitamente a sus hijos. “Siempre que necesitamos nos atiende con una sonrisa y nosotros le llevamos algún regalito cuando no hay plata”.

Para la gobernadora de la Nacionalidad Tsáchila, Diana Aguavil, el legado de Calazacón no solo se basa en la medicina ancestral. Desde hace 40 años trabaja en el rescate de su cultura y las tradiciones.

Hace 26 años fundó el primer museo etnográfico de la nacionalidad. Ahí se exponen las costumbres e historia de los tsáchilas. Se confeccionan las artesanías nativas y se practica el chamanismo. “Empezaron a llamarnos colorados. No sabíamos por qué, pero entendimos que debíamos mostrar quiénes éramos”, asegura su hijo, Henry Calazacón.

Miriam Calazacón es nuera de Augusto, y es la fundadora del centro cultural Mushily. Ella cuenta que su suegro motivó a los jóvenes de Chigüilpe a que se involucraran en el turismo, como una forma de visibilizar la cultura nativa. “Ese impulso fue importante para los que ahora vivimos del turismo, porque nos hemos preparado y formado con más conocimientos de nuestra cultura. No mentimos a los turistas”.

Augusto ha enseñado a los jóvenes a entonar la marimba, un instrumento que él fabrica.

Junto al antropólogo, Oliverio Guevara, redactaron el primer diccionario en el idioma nativo tsáfiqui. El libro es usado por los turistas y por los estudiantes de la educación intercultural bilingüe. En la actualidad ha trabajado en 32 publicaciones sobre este pueblo, que vive en siete comunas.

También ha trabajado en la gestión de obras para la nacionalidad, pese a que no ha tenido un cargo en la Gobernación.

El historiador, Juan Carlos Peña, dice que fue él la mano derecha del miya (gobernador) Abraham Calazacón.

Ellos lograron que el Estado legalizara 10 500 hectáreas para las tierras comunales, el 27 de mayo de 1971. En ese terreno se establecieron los límites de ocho comunas

Alexander cuenta que una de las tristezas de su padre es que se haya perdido una de las comunas. “Los tsáchilas vendieron ilegalmente esos terrenos. Por eso, mi padre aún lucha para que eso ya no pase”.

Manuel recuerda que su hermano tenía largas reuniones con su tío Abraham. Augusto se encargaba de hacer los oficios para que quedara constancia de las peticiones que la etnia les hacía. Esos documentos les han permitido tener un registro escrito de la historia del último gobernador vitalicio.

Tras la muerte de Abraham, en 1981, debió tomar la posta de una obra: la construcción de un puente que conectó la comuna Chigüilpe con la ciudad.

Su trayectoria

Nació en la comuna Chigüilpe en 1955. Es el fundador del Museo Etnográfico Tsáchila y un chamán certificado por el Consejo de la Gobernación. Heredó los conocimientos medicinales de su padre, Liborio, y su tío Abraham Calazacón. Tiene 12 hijos.

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