Teresa Quinapanta riega sus cultivos con agua del canal Latacunga-Salcedo-Ambato, desde hace más de 26 años. Sus padres también usaban el líquido vital en la producción agrícola del barrio San Pablo de la parroquia Cunchibamba, en el norte de Ambato (Tungurahua).
Ella sabe que el sistema es alimentado por 4 500 de los 11 000 litros de agua por segundo que tiene como caudal el río Cutuchi. Este afluente se origina en el nevado Cotopaxi y al atravesar la ciudad de Latacunga recibe, sin tratamiento previo, las aguas residuales de sus industrias, hospitales y cientos de residencias.
En San Pablo y al igual que lo hace Teresa, otras 128 familias riegan 30 hectáreas de cultivos con el agua que llega a diario por el canal. Por allí pasan perros muertos, basura, botellas de gaseosas, heces fecales y hasta envases de químicos.
Quinapanta cuenta que por más de 20 años hay ofrecimientos de las autoridades para descontaminar el afluente, pero hasta el momento ningún plan llega a concretarse.
En ocasiones el agua es negra, aceitosa y emana olores nauseabundos. Pese a esto, Teresa la sigue utilizando para sus sembríos de brócoli, lechuga, col, apio, cilantro y otros cultivos que produce en su terreno de 7 500 metros cuadrados. “No tenemos de dónde más sacar el agua”.
Además de San Pablo, este líquido espumoso que llega por un sistema revestido con hormigón, abastece a 7 500 hectáreas de cultivos de legumbres y hortalizas de Salcedo (Cotopaxi) y Ambato (Tungurahua). Son más de 17 000 personas las que se benefician de este recurso que está lleno de contaminantes.
Un estudio efectuado por estudiantes de las facultades de Agronomía y de Bioquímica de la Universidad Técnica de Ambato (UTA), detalla que a más de materia orgánica y coliformes del agua residual, también hay “uno que otro metal” en estas aguas.
Debido a este antecedente, los técnicos del Consejo Provincial también tomaron muestras para determinar si había contaminación por metales pesados. Tras los análisis, Diego Cisneros, director de Gestión y Calidad Ambiental de la Prefectura de Tungurahua, confirmó la presencia de coliformes y boro (elemento químico). Aun así, descartó los metales pesados.
No conformes con esos resultados, se inició un proceso para contratar un estudio, a través de un convenio con el Ministerio de Ambiente, para intervenir el canal.
Antes de este paso, los especialistas de la Prefectura viajaron a Latacunga para conocer más del Plan Maestro de Alcantarillado de la urbe, construcción que se inició en noviembre de 2020.
Como parte de sus acciones, se prevé la recolección de muestras de la calidad de agua antes y después de que entre en funcionamiento este plan, en octubre de 2022. “Ahí verificaremos si la contaminación se redujo, especialmente de coliformes, aunque se espera que con la segunda fase sea en su totalidad”, indica Cisneros.
Con la puesta en marcha de este proyecto, se espera que la calidad del agua del río Cutuchi mejore en un 60% en la primera fase. La idea es que los líquidos residuales ya no se depositen de forma directa al afluente, sino que se conduzcan por 64 km de canales colectores e interceptores hasta llegar a una planta donde reciban un tratamiento adecuado.
Según los técnicos supervisores de la obra, que está valorada en USD 32 millones, su primera etapa estará lista en enero de 2022. Actualmente tiene un avance del 20%.
Norman Lalanqui, supervisor, explica que en la planta se tratará toda el agua servida de la población urbana de Latacunga. Esta procesará 172 litros por segundo en la primera etapa y 320 litros por segundo en sus dos fases.
La infraestructura se levanta en un terreno de 4 hectáreas en el sector de Salache, al sur de Latacunga. La obra incluye un área de pretratamiento, por donde el agua es conducida hacia un proceso biológico en un reactor.
La proyección es que el agua pase después a una zona de aireación, donde se separen las partículas. Luego, el agua clarificada continuará a otro proceso donde se potabilizará con cloro y rayos ultravioletas.
Washington Lozada, supervisor de contrato, señala que todo este sistema captará aguas servidas del margen izquierdo del río Cutuchi, en su primera etapa.
Mientras la construcción avanza, en Ambato, Teresa Quinapanta vende sus productos en las ferias del sector de Chachoán y en el Mercado Mayorista. “No nos pagan buenos precios, porque siempre nos preguntan de dónde viene, pero si descontaminan recuperaremos el valor de nuestros productos”.
El biólogo Luis Reinoso concluye en la necesidad de un plan integral para descontaminar todos los afluentes que alimentan al Cutuchi, por la cantidad de descargas que recibe.