En la parroquia Olmedo (Cayambe) hay un embalse de regulación, que es parte del canal de 67 km de longitud. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
El agua que usa Ramiro Baraja para regar sus cultivos de rosas, de tomates y uno nuevo de pimientos sale de una manguera conectada a un canal ubicado a casi 400 metros de distancia de sus parcelas.
Ese conducto, de 67 kilómetros de longitud, es parte del proyecto de riego Cayambe-Pedro Moncayo, cuyo beneficio fue anunciado para más de 10 000 productores de las parroquias Olmedo, Ayora, Tupigachi, La Esperanza, Tabacundo, Malchinguí y Tocachi, donde está el sembrío de Baraja.
La Prefectura de Pichincha realizó la entrega de la obra en octubre pasado, en un acto especial al que acudieron autoridades y cientos de productores de ambos cantones.
Sin embargo, este proyecto no ha podido ser aprovechado totalmente porque está incompleto: carece de los canales terciarios que conducen el agua, que pasa por un ducto principal, hacia las parcelas.
La falta de esas redes afecta más a las zonas altas de las cinco parroquias de Pedro Moncayo. Tocachi es una de ellas, donde los campesinos no pueden usar el líquido. Los agricultores optaron por la instalación de mangueras y construyeron pequeños reservorios.
Así lo hace Baraja. “Es una inversión dura. Al menos USD 1 500 se gastan en mangueras para una persona. Para quienes siembran maíz no les resulta rentable, porque no tienen mucho terreno ni ganancia”.
Mayra Mantilla, vicepresidenta de la Junta Parroquial de Tocachi, coincide en que no todos los agricultores -pequeños o medianos- pueden invertir en mangueras y reservorios.
Allí, de los casi 2 000 habitantes, pocos se animan por otros cultivos tras la llegada del agua a través del canal principal; la mayoría se dedica a la producción de trigo, cebada y maíz. Para conseguir agua se juntan entre vecinos y conocidos para invertir e instalar mangueras de uso común.
“Hay familias que están empezando con sus huertos de tomate o pimiento, pero no mucha gente se arriesga a cambiar. Hay días que hay agua y otros, no”, dice Mantilla.
En Tocachi, Nelson Túqueres tiene un cultivo de tomate, regado con agua del canal, que llega por mangueras. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La misma Junta Parroquial tiene un reservorio y mangueras para regar los cultivos de tomate, con los que impulsará un proyecto social de alimentos para adultos mayores.
“Este anhelo del canal tiene más 100 años, porque en este sector hay bastante sequía. Hay una necesidad urgente para sembrar más productos”, explica Santiago de la Cruz, presidente de la Junta de Prerregantes de Tocachi. Sin embargo, explica el dirigente, no todos los productores de esta zona árida pueden incorporar nuevos cultivos, porque tienen conexiones al canal principal.
La falta de agua para el riego es menos visible en Cayambe, donde arranca el extenso canal. Los agricultores de las parroquias Olmedo y Ayora son beneficiarios de este proyecto.
A diferencia de la zona alta de Pedro Moncayo, en estos sitios se observa un paisaje más verde, con cultivos de maíz, hortalizas y pastizales para el ganado de leche.
Edison Túqueres, presidente de la parroquia Ayora, cuenta que los pequeños productores acceden al agua del canal, pero con sistemas comunitarios que ellos instalaron. Así riegan sembríos de frutillas, habas, maíz, papas, trigo, cebada y el pasto para el ganado.
“Somos beneficiarios del canal en la parte baja, porque el agua baja por gravedad; eso no pasa en las zonas altas”, dice Diego Cholca, presidente de la Junta Parroquial de Olmedo, vecina de Ayora.
Para Fabián Andrango, presidente del Consorcio de Desarrollo de Agua y Ambiente (Codemia) -que da seguimiento al canal- lo más importante de la obra “está hecho”, pero las redes restantes son claves. “Nos han dicho (de la Prefectura) que el Gobierno Central no asigna los recursos. Somos conscientes, pero definitivamente no hay plata”.
Desde el Codemia se plantea, incluso, un mecanismo de manejo comunitario del agua del canal para distribuirla mejor a todos los usuarios.
“El funcionamiento del canal de riego sería muy importante para reactivar el desarrollo productivo del cantón”. comenta el alcalde de Pedro Moncayo, Virgilio Andrango.
La obra, indica, se pensó desde 1984 con la intención de regar 14 000 hectáreas. “En este momento solo quedan 11 000. La realidad cambió, porque hay zonas urbanizadas”.
Él también es parte del Consejo del Gobierno Provincial y afirma que este año hay una partida presupuestaria para construir los canales terciarios, que empezarán en la parroquia Malchinguí. “El Consejo Provincial en varios periodos ha inaugurado (la obra) y eso no deberían hacer. Para inaugurarla debería estar funcionando el 100% de los servicios para las siete parroquias”.
Este Diario pidió una entrevista con la Prefecta de Pichincha e información sobre el avance de las obras y la construcción de las redes terciarias, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.